Por: Julio M. Shiling (politólogo, escritor, director de Patria de Martí y The Cuban American Voice, conferenciante y comentarista en los medios)
La ofensiva dictatorial del Foro de São Paulo (FSP), diseñada por Cuba comunista para extender el socialismo por América Latina, sufrió un gran revés el miércoles 7 de diciembre en Perú. El presidente Pedro Castillo intentó dar un golpe de Estado ordenando la disolución del Congreso, iniciando la instauración de un gobierno de “emergencia”, ordenó un toque de queda nacional y llamó a reformar la constitución democrática del país. En su lugar, como era de esperar, sería sustituida por el legalismo socialista. Las fuerzas de la libertad salvaron el día para Perú y potencialmente para las Américas.
El Congreso peruano actuó con rapidez después de que Castillo quisiera eludir una incipiente moción del Congreso que pretendía desplazarle constitucionalmente de la presidencia. Por una clara mayoría de 101 votos a favor y 29 en contra, el órgano legislativo revirtió la toma de poder al estilo bolchevique del expresidente marxista. Además, el error cometido por las autoridades bolivianas durante su proceso de liberación en 2019, no se repitió en Perú.
Castillo fue arrestado rápidamente y ahora enfrenta cargos criminales bajo el Título XVI del Código Penal Peruano en el Capítulo 1 y el Artículo 346. Actuando con inteligencia y determinación cívica, la fuerza pública legítima del Perú cerró el paso a las embajadas de regímenes socialistas dictatoriales como el boliviano. La urgencia con la que actuó el Congreso peruano, y las medidas complementarias tomadas para salvaguardar la democracia, deberían servir de modelo para desafiar el modelo dictatorial del SPF.
El colombiano Gustavo Petro, el brasileño Lula da Silva, el chileno Gabriel Boric, el mexicano Manuel López Obrador y los argentinos Alberto y Cristina Fernández, sin duda, deben estar en estado de shock. Después de todo, el libro de jugadas del PSF consistiendo en ganar las elecciones, proceder a desmantelar (o intentarlo) las instituciones democráticas, destruir la separación de poderes, acabar con la Constitución y tolerar una oposición estéril, fue lo que les proporcionó el camino al poder. Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Cuba, el planificador maestro, potencialmente, podrían perder impulso y seguir sufriendo retrocesos.
Este es el momento de que Estados Unidos construya una coalición de democracias occidentales e insista en que se respete el Estado de derecho. Esto significa que Castillo y sus cómplices rindan cuentas. Además, los cuerpos diplomáticos (bases de operaciones de inteligencia) de los regímenes no democráticos de América Latina, Rusia y China que han apoyado a los instigadores del golpe deben ser cuidadosamente vigilados. No es momento para debates sin principios, que seguramente el régimen castrocomunista impulsará para ganar tiempo en su intento de salvar el proyecto del FSP en esta nación andina. Perú es hoy una inspiración de libertad. Su acción audaz debe ser emulada.