Cuando cerró esta edición, se estaba jugando la segunda semana del béisbol profesional venezolano. Ya cada uno de los ocho equipos que integran la liga había disputado al menos un encuentro como local.
Aunque no es sorpresa que la asistencia iba a caer drásticamente este año por la situación país, también es cierto que no se esperaban niveles tan bajos.
Según datos oficiales de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (solo se muestran 17 de los 24 juegos durante la primera semana) durante la primera semana 69 mil 730 personas entraron a los diferentes escenarios, lo que deja un promedio de poco más de cuatro mil personas por juego.
Valencia llevó la batuta en asistencia en un solo partido, gracias a una asistencia de ocho mil 342 personas en su “Opening Day”. El primer Caracas vs Magallanes, solo “metió” ocho mil 244 fanáticos.
De esos 17 partidos anteriormente nombrados, en cinco entraron entre dos mil y tres mil personas. Solo dos con más de ocho mil. Hasta el cierre de esta edición, el partido con menor asistencia fue el Bravos vs Tiburones con dos mil 216 personas.
Altas y bajas
El primer juego de Águilas del Zulia en Maracaibo el martes 12 de noviembre es (hasta el cierre de esta edición) el partido con mayor asistencia de la naciente temporada. Nueve mil 120 personas pagaron para ver el Águilas ve Tigres.
El jueves 14 de noviembre, en el estadio Universitario, solo entraron dos mil 41 fanáticos para el Caribes vs Tiburones.
La inflación en Venezuela no es cuento. El béisbol puede ser el pasatiempo preferido de los venezolanos, pero el dinero no alcanza. Es una realidad.
“Mi pana, es que incluso en el estadio el ambiente es diferente. No es solo porque no están jugando los caballos, también es que los que están juegan sin ánimo. Este no es el béisbol al que estábamos acostumbrados, pero es el que tenemos”, me dijo vía Twitter Luis Mora, un ferviente fanático de Águilas del Zulia.
“Si bien la asistencia del primer juego en Maracaibo fue aceptable para cómo está el país, ya no es lo mismo. Todo parece improvisado, hecho a medias. Y así, particularmente no me animo a ir más”, me dijo, también vía Redes Sociales, Rafael Guzmán desde Caracas.
Igual que el país, el béisbol está sangrando. No escapa de la dura realidad que atraviesa la nación suramericana. Así, lamentablemente, se está jugando la temporada 2019-2020 que para muchos, incluso, no se debió jugar.