Franqui Francisco Flores de Freitas y Efraín Antonio Campo Flores, sobrinos del presidente de Venezuela Nicolás Maduro y su esposa Cilia Flores, fueron declarados culpables de conspirar para importar cocaína a Estados Unidos.

Un juez federal en Nueva York anunció la sentencia para los llamados “narcosobrinos”, condenándolos a 18 años de prisión a cada uno, menos el tiempo que han estado encarcelados.

Los acusados han pasado dos años en la cárcel de Nueva York. El resto de su condena, a pedido de sus abogados, la cumplirá en una cárcel de máxima seguridad en Florida.

La sentencia del juez Paul Crotty del Distrito Sur de Manhattan también incluye una multa de $50.000 a cada uno.

Es la primera vez que familiares de un Presidente en ejercicio son condenados por narcotráfico.

Los «narcosobrinos» fueron arrestados en Haití el 10 de noviembre de 2015 por la DEA, la agencia antidrogas estadounidense, que llevó a cabo operaciones encubiertas en Venezuela y Honduras para capturarlos.

Campos Flores, tiene 31 años de edad, es sobrino de Cilia Flores, quien lo crió luego de que quedara huérfano de madre.

Flores de Freitas, es primo de Campos Flores, ambos contaban con pasaportes diplomáticos y publicaban en sus redes sociales bienes ostentosos.

En la audiencia de este jueves 14 de diciembre donde se anunció las condenas a los familiares del Presidente y la Primera Dama de Venezuela, estuvieron presentes además de los acusados y sus abogados, agentes del gobierno de Estados Unidos que trabajaron en la operación en que fueron capturados y los fiscales.

Según la periodista Maibort Petit, “los narcosobrinos” lloraron al escuchar la sentencia.

En su declaración, el juez Crotty dijo que el castigo de un mínimo de 30 años que pedía la fiscalía le parecía demasiado duro. También señaló que los sobrinos «no eran los traficantes de drogas más astutos que han existido. Perdieron la cabeza», afirmó.

Durante el año que duró el juicio, el gobierno estadounidense describió a los sobrinos como líderes de un sofisticado plan para transportar grandes cantidades de cocaína a los Estados Unidos y de querer usar parte de las ganancias para financiar la campaña electoral de su tía Cilia Flores al Congreso

Reacciones afuera del Tribunal

Venezolanos que soportaron un gélido frío frente al tribunal neoyorquino el jueves se declararon decepcionados con la sentencia que un juez federal impuso a dos sobrinos de la primera dama de Venezuela por conspiración de tráfico de drogas.

El grupo, de unas quince personas, esperó frente a la corte federal de Manhattan para conocer la decisión del juez y ser testigo de «un momento histórico», dijeron algunos. Varios entraron a la sala de la corte del juez Paul Crotty mientras que otros se quedaron en la calle frente al tribunal.

«A mí eso me parece una cachetada en la cara de los venezolanos», dijo Norma Flores, una venezolana de 60 años que lleva más de tres décadas viviendo en Nueva York, al escuchar que el juez Crotty sentenció a los dos sobrinos de Celia Flores a 18 años de cárcel. «Me esperaba al menos 30 años para cada uno», afirmó.

Flores dijo que acudió a la corte en solidaridad con venezolanos que se sienten engañados por el gobierno de ese país. «Estoy aquí para apoyar a todos los venezolanos que han perdido sus vidas en protestas, que se mueren de hambre, que no pueden comprar medicinas porque no las hay», señaló.

Mientras la decepción predominaba entre el grupo que esperaba fuera, algunas lágrimas pudieron verse en la corte: Flores de Freitas se emocionó cuando leyó un escrito dirigido al juez en el que mencionaba a su hijo de nueve años.

«Estoy deshecho y desconsolado por no poder estar con él mientras crezca», aseguró el venezolano, en español, antes de que Crotty anunciara su sentencia. «Deme la oportunidad de reparar mis errores», agregó.

Campo también habló de sus hijos, uno de los cuales nació mientras se encontraba en prisión. Ambos pidieron perdón por sus acciones y describieron lo ocurrido como lo más vergonzoso que ha ocurrido en sus vidas. Campo dedicó un par de minutos a su esposa, Yessair Rodríguez, quien se encontraba en la sala. «Eres la luz más brillante en la noche más oscura», le dijo.

Antecedentes

La defensa de los inculpados los describió en la corte de Manhattan como a dos «estúpidos» y «novatos» que intentaban ganar millones sin entender nada del narcotráfico y cayeron en una trampa de la DEA.

Pero la Fiscalía, que buscaba la pena de cadena perpetua, aseguró que los jóvenes pertenecientes a la familia más poderosa de Venezuela se creían impunes para enviar casi una tonelada de cocaína a Estados Unidos.

En noviembre de 2016, tras un juicio de nueve días, un jurado popular decidió por unanimidad que los dos sobrinos de Cilia Flores, la esposa del presidente venezolano Nicolás Maduro, eran culpables de planificar un vuelo que transportaría 800 kg de cocaína de Venezuela a Honduras, con Estados Unidos como destino final, a cambio de 20 millones de dólares.

La sentencia fue aplazada varias veces a la luz de nueva evidencia presentada por la Fiscalía, incluidos chats telefónicos entre los dos acusados en los cuales intercambian fotos de una cabeza decapitada y un cuerpo desmembrado, y chats entre los acusados y otras personas en los cuales se discuten presuntos asesinatos.

«Venganza»

Cilia Flores considera el arresto de sus sobrinos como un «secuestro» y ha dicho que se trata de «una venganza». Para Maduro, la meta de Estados Unidos es atacar a su administración.

«¿Ustedes creen que son casualidad (los ataques)? ¿Que el imperialismo haya creado una causa que tiene como único objetivo atacar a la primera dama, a la primera combatiente, a la esposa del presidente, ustedes creen que es casualidad?», preguntó el mandatario socialista hace poco más de un año, durante un mitin.

El juez aceptó una mayoría de los factores agravantes presentados por la Fiscalía.

Los delitos de los que estaban acusados conllevan una pena mínima de 10 años, y un máximo de cadena perpetua.

Uno de los abogados de los acusados, Randall Jackson, argumentó en una audiencia celebrada en octubre que «hay cero pruebas» de que las armas eran de sus clientes (fotos de un arma aparecieron en el teléfono de uno de los sobrinos), que nunca transportaron droga en un avión ni pagaron sobornos y que no eran jefes de nadie, pero el juez desestimó sus objeciones.

«Todo es parte de lo mismo: (estos factores) les daban más chances de tener éxito» en su conspiración, dijo el juez Crotty.

El juez rechazó no obstante otros dos factores agravantes presentados por el Gobierno, dando la razón a la acusación: obstrucción de justicia y amenaza creíble de violencia para cometer el crimen.