El docente universitario Daniel Varnagy sugirió la redefinición de la instancia que reúne a los partidos opositores. Recomendó la incorporación de notables y consultores políticos para que se produzcan soluciones reales a la crisis
Negociar con adversarios políticos es un arte que requiere no solo conocimientos sino compromiso y habilidad. Si el trato tiene como objetivo el fortalecimiento de la República y el bienestar de los habitantes, el nivel de exigencia se eleva.
La crisis que inició con el triunfo de Nicolás Maduro en abril de 2013, ha atravesado diferentes etapas: masivas movilizaciones de calle, el encarcelamiento de líderes opositores, y el agravamiento de la inseguridad, la escasez de comida y el desabastecimiento de medicinas.
En 2014 hubo un primer acercamiento entre la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y el oficialismo. Si bien se instalaron mesas de trabajo y hubo una polémica exposición por parte de los delegados de cada bando, el esfuerzo se desvaneció ante la inexistencia de planes concretos.
Dos años después, los actores políticos anuncian al país que iniciarán un ciclo de conversaciones para buscar soluciones a los problemas que afectan a la población, esta vez con el acompañamiento de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y el Vaticano.
La noticia generó toda clase de críticas por parte de los ciudadanos, quienes se expresaron a través de las distintas redes sociales y repudiaron este reencuentro que lejos de ponerle fecha al revocatorio presidencial este año, prácticamente lo sepultó.
Los delegados de la MUD y el chavismo llegaron a varias decisiones por consenso y anunciaron al país que se repetirán las elecciones del estado Amazonas (resultado impugnado por el partido de gobierno), avanzarán en la designación de dos nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE) apolíticos, impulsarán la liberación de algunos presos políticos (al cierre de esta edición no se había producido la primera), y trabajarán para agilizar el ingreso de comida y fármacos.
El tema álgido -y que sirvió incluso de campaña para la pasada elección- es el referendo contra el jefe del Estado. El papel de trabajo suscrito tanto por la MUD como por el oficialismo no hace referencia a un mecanismo que permita la salida electoral y pacífica de Maduro antes de que culmine su período en 2018. La incertidumbre y el desconsuelo reaparecieron entre quienes abogan por un cambio político y social desde las urnas electorales.
“La MUD debe reconstituirse”
Al analista político y profesor de la Universidad Simón Bolívar (USB), Daniel Varnagy, no le tiembla la voz al enumerar las fallas en las que habría incurrido la delegación opositora desde el inicio del diálogo. A su juicio, la MUD debe reconstituirse tanto en vocería como estructura, además de elaborar con rigurosidad y metodología planes estratégicos y de contingencia que permitan el éxito post deliberaciones.
“La gente percibe que la MUD no tiene estrategia, que no van por el camino correcto. Lo recomendable en este caso es que la oposición sentada en esa mesa de diálogo tenga la humildad no solo de escuchar los reclamos de la población sino de incorporar a notables, profesionales con experiencia en consultoría política y estratégica”.
Precisó que en todo proceso de negociación está el ámbito público, pero también el privado. “Desde un principio salieron a la luz pública una gran cantidad de elementos confidenciales y por tal razón se generó una sensación de desilusión entre quienes quieren una salida pacífica”.
Aseveró que el problema de fondo es la necesidad de la oposición de promover mecanismos democráticos, mientras que los seguidores de Hugo Chávez y Maduro se aferran cada vez más al poder pese al bajo nivel de popularidad de este último.
Soluciones que se alejan…
La MUD y el oficialismo volverán a verse las caras el próximo 6 de diciembre. Varnagy recomienda que para este nuevo encuentro la oposición modifique radicalmente su maniobra. “Debe producirse un cambio de actitud, que haya más cohesión, más metodología de trabajo”.
Evaluó el resultado del primer papel de trabajo presentado por la representación chavista y sus adversarios ante el país. Agregó que la transición se dificulta porque no se hace énfasis en el cambio de modelo.
“En ese primer manifiesto no se hace énfasis en buscar soluciones a la crisis económica, social y política. No hay referencia al tipo de cambio, ni se menciona el respeto a la propiedad privada. No habrá transición si no se produce un cambio de modelo”, manifestó.
Varnagy revisó el comportamiento público de los voceros de la MUD. Si bien no se atrevió a poner en entredicho que haya o no unidad entre los partidos, llamó la atención sobre algunos aspectos que considera medulares.
“No se percibe unificación de criterios estratégicos. El objetivo es que no se debilite la capacidad de presionar al gobierno para que acepte una salida democrática. Lo mínimo que uno espera es que la coalición no esté multifracturada”.
Realidad que golpea
La cercanía de la Navidad no impide que en las calles venezolanas se haga referencia al tema político, mientras la dura realidad de personas comiendo de la basura golpea con severidad a quienes salen de sus hogares con la ilusión de mejorar su calidad de vida.