Gustavo Ocando Yamarte nació en Maracaibo en 1939, en una ciudad que gozaba del servicio de un ruidoso tranvía eléctrico, con un puerto muy activo que era una referencia en los capitales de Europa. En sus calles se escuchaban las primeras emisoras transmitiendo gaitas y tangos. Ese año se produjo el pavoroso incendio en Lagunillas que arrasó por completo a ese asentamiento petrolero.
Escrito por León Magno Montiel
Ese mismo año, nació el más grande de los gaiteros: Ricardo Aguirre, el cantor popular más querido y el maestro de escuela reconocido. Gustavo fue un niño piadoso, le gustaba orar. Para él, era un ritual diario escuchar el murmullo del rosario en las tardes marabinas, ansiaba ir a misa. Tenía un gran apresto para la música, poseía oído melódico, sentía sus notas, entendía su lenguaje místico. Soñaba con tocar el órgano de tubos que escuchaba admirado en la música sacra. Muchos años después, en su programa de televisión “Ángulos por NCTV”, definió el arte musical con una gran claridad: “La música demuestra la superioridad del hombre en la creación”.
Esas dos fuerzas espirituales tan poderosas: la fe en Dios y el amor por la música, se unieron para llevarlo a los 11 años de edad, a tomar la decisión de irse al seminario. Se ordenó sacerdote a los 24 años de edad, el día San Ginés de Arlés, el 25 de agosto de 1963.
En paralelo a su vocación de pastor de la iglesia, Ocando Yamarte estudió teología a profundidad, historia universal e historia de Venezuela. Se hizo un buen comunicador social, demostró tener un gran talento para las crónicas escritas, para crear obras de teatro y para producir radio. Llegó a ser director de la emisora La Voz de la Fe 580AM y del periódico La Columna. Además de ser un colaborador de “L’Osservatore Romano”, el diario de la ciudad del Vaticano fundado en 1861. El Padre Ocando conoce bien la ciudad eterna Roma, allí estudió y vivió intensos años, habla muy bien el italiano. Allí hizo el Doctorado en Historia en La Pontificia Universidad Gregoriana.
Ocando Yamarte ha sido un río imparable de producción intelectual, con 16 títulos publicados en diversas disciplinas. El más celebrado “Historia del Zulia” de 1986, un tomo de 678 páginas, que tiene ya tres ediciones, es una referencia obligada en la comunidad de historiadores en Venezuela. De su pluma han salido textos de teología, semblanza de cultores zulianos, historia de la iglesia zuliana, obras de teatro y textos antropológicos. Es autor de una obra inmensa, la que forjó en sus largas noches de célibe, en la soledad monacal de su habitación. En paralelo a esa densa producción editorial, le regaló a la comunidad zuliana una serie de obras grandiosas, infraestructuras de primera línea que quedarán como hitos históricos.
Algunas de esas edificaciones son:
- Instituto Niños Cantores del Zulia, fundado en 1975.
- Coro Niños Cantores, reconocido mundialmente, creado en 1975.
- Teatro Escuela Niños Cantores, Maracaibo (Actualmente clausurado, se está cayendo su estructura interna).
- Complejo Deportivo Niños Cantores, en Maracaibo. Se encuentra abandonado, en desuso.
- Ciudad Cantores, en El Moján, estado Zulia.
- NC Estudios (estudio de grabación) en Maracaibo.
- Universidad Católica Cecilio Acosta, UNICA, en el estado Zulia, creada en 1983.
- Niños Cantores Televisión NCTV, fundado el 31 de enero de 1987.
- Niños Cantores TV en Lara, Barquisimeto inaugurado en 1992 como NC-Lara.
- Niños Cantores TV-Carabobo, Valencia, creado en 1992.
- Templo Bautismal Rafael Urdaneta en Maracaibo.
- Museo Arquidiocesano Obispo Lasso en Maracaibo.
- Biblioteca Pública V Centenario en Maracaibo.
- NC Stereo 90.9FM “La onda serena” Maracaibo. Hoy es llamada La Chiquinquireña.
- Museo Ciudad de Dios, Maracaibo. (Actualmente en ruinas).
- Hospital Madre Rafols, en el estado Zulia. Inaugurado en 1993. Funcionando solo los consultorios médicos en su planta baja. A la espera por la dotación mayor de equipos médico-quirúrgicos.
- Templo de San Tarsicio, ubicado en la Circunvalación # 2, fundado en 1991.
Yo tuve el honor de ser alumno fundador de la Universidad Cecilio Acosta en 1983, en la carrera de música. Nuestro primer rector fue el Doctor Wintila Pérez Romero, el séptimo y último hijo del matrimonio del polígrafo Udón Pérez y Delia Romero. Años después realicé una Maestría en TIC (de 2014 a 2016) y comprobé su consolidación y gran calidad académica, siendo rector el Doctor Ángel Lombardi, quien me entregó mi título en acto académico celebrado en el CAMLB. La UNICA es una gran casa de estudios superiores, ofrecen la modalidad a distancia, posee un gran cuerpo de catedráticos.
En febrero de 1993 el cielo se oscureció para el padre Ocando, ese año llegó a tierras zulianas un arzobispo tachirense, un hombre soberbio, ligado al sector más conservador de la iglesia católica. Sin mediar palabras, sin dialogar: lo destituyó. Lo separó de todas sus obras y lo envió a su casa. Ese prelado era Monseñor Ovidio Pérez Morales quien se encargaba de los designios de la iglesia en el Zulia por un breve período.
Comenzó un deterioro de todas las infraestructuras que el Padre Ocando había creado, decrecieron sus obras, se afectó a las comunidades que gozaban de sus beneficios, mientras su creador pasaba incontables horas en su casa materna, solo, con su biblioteca y su computadora, escribiendo nuevos libros como un confinado, en un silencio interminable. Entró abruptamente en un retiro forzado y prematuro. El hombre que había estado en todos los hogares con su programa de televisión por NCTV, a poco se convertía en un recuerdo. Sólo se mantuvo en buenas condiciones funcionando el Hospital Madre Rafols, puesto que lo regenta una congregación de monjas. A todas estas, quedó claro, que las obras que Ocando Yamarte inauguró, no eran de su propiedad, en el sentido patrimonial; sino que eran de la Arquidiócesis del Zulia. Monseñor Gustavo Ocando nunca ostentó bienes de fortuna ni tuvo edificaciones a su nombre, como sus adversarios lo pregonaban alegremente. Al arzobispo Pérez Morales con su actitud severa ante el legado del Padre Ocando, lo podemos definir con un pensamiento de San Agustín: “La soberbia no es grandeza sino hinchazón, y lo que está hinchado parece grande pero no está sano”.
Los zulianos debemos rescatar la obra de nuestro gran pastor, el Padre Ocando, hacer justicia a su legado, resguardarlo. La llamada “guerra de sotanas, capítulo zuliano”, que tristemente se escenificó en nuestra ciudad, (así fue llamado el desencuentro entre Pérez-Morales y Ocando-Yamarte por los medios de comunicación) no debe borrar una obra tan magnífica, que engrandeció al Zulia.
Sin duda, el sacerdote que nació el día de San Bienvenido, 22 de marzo de 1939 en el centro de la ciudad chiquinquireña, a orillas del lago Coquivacoa, siempre estará presente, porque su obra será recordada, aunque hayan querido arrasarla e injustamente borrarla. La estrategia fue clara: si desaparece su obra, no habrá nada que agradecerle.
El cantautor Ricardo Portillo con una hermosa gaita que tituló “Por amor al prójimo”, rindió honores a Monseñor Ocando, la grabó con la agrupación Cardenales del Éxito cuando era su director en la década de los 90. Su estribillo reza:
“Por amor al prójimo
y por amor a la vida,
es un hecho histórico
una pasión encendida;
quedará para la historia
como un gran hombre baluarte
que Dios lo llene de gloria:
Gustavo Ocando Yamarte”.
Todas las palabras tarde o temprano pasan, pero la palabra de Dios quedará por siempre. La obra de Monseñor Gustavo Ocando Yamarte quedará en nuestra memoria, porque fue inspirada por la palabra de Dios.
En justicia: él es el gran pastor del pueblo zuliano, siempre será un hijo Bienvenido a esta tierra.
Partió al encuentro con Dios la mañana del 10 de febrero 2022, tenía 82 años de edad. Lo rodeaban solo los silencios, las ausencias y algunos colaboradores.
León Magno Montiel
@leonmagnom