El funcionario sorteó su libertad al pasar por más de 100 alcabalas y cruzar la frontera entre Venezuela y Colombia
En condición de asilado político, José Sabino Zamora camina tranquilo por las calles de Panamá. El abogado de la Universidad Católica Andrés Bello es uno de 33 magistrados nombrados el pasado 21 de julio por la Asamblea Nacional y cuya designación no fue reconocida por el gobierno del presidente Nicolás Maduro días después, lo que desencadenó en una insistente persecución política.
“Primero no permitieron que nos juramentáramos en la Asamblea Nacional y nos juramentaron en el municipio Baruta en una sesión especial”, contó en exclusiva a EV Panamá el magistrado Zamora. “Posteriormente se nos ordenó un juicio militar y la captura por parte del SEBIN, que es la policía política del Estado”, agregó.
El panorama deslucía por completo. Zamora, y el resto de los magistrados, decidieron apostar por la clandestinidad mientras organizaban ideas de cómo enfrentar la injusta situación. “Lograron detener a tres y estuvieron presos violando sus derechos humanos. Se les enjuició con tribunales militares siendo civiles, por lo que desde todo punto de vista se violó la Constitución”, explicó.
Una travesía
Zamora corrió con un poco más de suerte y estuvo escondido en lo que él denomina como “conchas” o guaridas alrededor de 40 días, mientras se enteraba de que algunos de sus colegas huían del país vía marítima hacia Colombia u otros destinos.
“Unos pidieron asilo en la embajada de México, otros en Chile y cuatro decidimos irnos a la de Panamá. Cada quien resolvió el país según los contactos que tenía. Fue una decisión muy personal y me decanté por Panamá, aunque tengo que decir que también toqué otras puertas. El trato del gobierno panameño ha sido a la altura y aprovecho esta vitrina para agradecerles nuevamente”.
Sin embargo, llegar a la sede consular panameña en Caracas no fue tarea fácil. “Las embajadas estaban rodeadas por el SEBIN, pero nos las ingeniamos para alcanzar el cometido”, detalló con voz entrecortada. Una vez en territorio diplomático de Panamá, recalcó que fue atendido de buena manera durante los casi 40 días que permaneció en la sede.
“El salvoconducto para salir del país nunca llegó, violando nuevamente nuestros derechos y no nos quedó otra alternativa que escaparnos de la embajada y decidimos irnos hacia Colombia por la vía San Antonio-Cúcuta-Bogotá-Panamá. No pasamos menos de 100 alcabalas, pero gracias a Dios no nos atraparon, apenas nos pidieron papeles del vehículo que nos transportaba”.
Gran iniciativa
Ya en Panamá, Zamora, junto a los otros tres magistrados que recibieron apoyo político del gobierno panameño, Gustavo Sosa Izaguirre, Manuel Antonio Espinoza Melet y Milton Ramón Ladera Jiménez viajaron a Washington, Estados Unidos.
“Optamos por nombrar el Tribunal Supremo en el exilio con junta directiva, presidentes de salas y tomamos posesión en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA). A partir de allí trabajamos como un mismo tribunal, pero desde cuatro diferentes países, Estados Unidos con 12 magistrados Chile seis, Colombia seis y Panamá con cuatro. Gracias a la tecnología podemos conectarnos y tomar las decisiones que dejen constancia de los desastres sociales, económicos, y judiciales que se viven en el país”.
El Tribunal Supremo en el exilio, como explicó Zamora, ya es reconocido por importantes organismos como la OEA, Grupo de Lima, entre otros. “Desconociendo a la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente, tratamos de tomar decisiones en pro de re-institucionalizar al país porque en Venezuela no hay Estado de Derecho ni división de poderes”.
Llamado de atención
Zamora, quien es el magistrado principal de una de las salas que él considera más importantes, la social, recordó que Venezuela está viviendo una fuerte crisis humanitaria.
“Hay problemas graves en el sector salud, en medicinas, en alimentación. La sala social es clave en la recuperación del país porque toca aspectos muy importantes del ciudadano venezolano”, advirtió.
El magistrado hizo un llamado a todas esas personas que han perdido las esperanzas con Venezuela, a que retomen fuerzas y estén prestos a seguir en pie de lucha por la recuperación del país.
“No desmayen que pronto vamos a ver un país enrumbado positivamente, un país con oportunidades para todos y, sobre todo, libre de injusticias para que reine la paz social y ciudadana”, cerró.