Gracias a Dios no pasó de una novela de varios capítulos la noticia de la supuesta destitución de Omar Vizquel como mánager de Venezuela para el Clásico Mundial de Béisbol 2017. “Manos de seda” solo estaba de parranda, de reposo o esperando que bajara la marea.
Después de toda la confusión, Carlos Guillén, gerente general de la escuadra nacional, dijo: “El mánager de Venezuela se llama Omar Vizquel”. ¿Qué tanto influyó que los peloteros levantaran la voz? Yo creo que mucho, y sobre todo que el mediador fue un tal Miguel Cabrera, capitán del equipo y la estrella que más brilla del país suramericano.
Dice un refrán popular que todo lo que comienza mal, termina mal. Esperemos, por el bien de nuestro béisbol, que al menos esta vez esto no se cumpla. Creamos en el diálogo de ambas partes y que las diferencias se limaron para que el equipo pueda funcionar de la mejor manera.
Sobre los dimes y diretes de la novela “Vinotinto del béisbol”, Vizquel dijo lo siguiente: “Hay diferencias entre todos, pero hasta que no nos sentáramos a conversar, no íbamos a resolverlas. Pasaron muchas cosas. Ocurrieron inconvenientes innecesarios, entonces toda esta emoción que teníamos se paró un poquito. Pero ya todo tomó su rumbo y pasamos la página”.
¿Les suena a algo por lo que pueda estar pasando la política venezolana en estos días?
Voto de confianza
A un personaje intachable, fuera y dentro del terreno de juego, como Omar Vizquel, hay que creerle, o al menos darle el beneficio de la duda. Yo soy una persona positiva y considero que si iba a pasar esto, es mejor ahorita, que aún falta para la competencia. Entonces, vamos a llamar a esto un plus que ayudará a mejorar la comunicación.
Béisbol no es solo batear, correr, lanzar o dar jonrones. Lo que está pasando en los camerinos, muchas veces se nota en el terreno y se deriva en resultados adversos. Repito, lo mejor que podía suceder era esto, que quedaran las cosas claras y hubiese tiempo para organizarse.
¿Talento? Venezuela tiene de sobra. Pocas selecciones en el mundo se pueden dar el lujo de tener en la banca a un hombre de 30 jonrones en Grandes Ligas como Rougned Odor o un campocorto de más de 100 millones de dólares como Elvis Andrus, también siendo suplente.
De nada iban a valer las estrellas si esos problemas, que ya salieron a la luz pública, viajaban a México, juntos a los jugadores, para disputar la primera ronda. Tengo que confesar que Carlos Guillén no es santo de mi devoción, pero que haya resuelto el problema sin darle muchas largas al asunto, tiene su valor.
Y si Guillén no es de mi aprecio, menos Edwin Zerpa, presidente de la Federación Venezolana de Béisbol. Pero aquí no se trata de quién caiga mal o no, la idea es que los peloteros estén lo más relajados posible para que en el terreno demuestren el estatus que tienen en las Grandes Ligas.