El presidente ecuatoriano Lenín Moreno anunció el martes que no ha pensado en renunciar a su cargo y que inició un diálogo con el sector indígena que protagonizó duras protestas y bloqueos de caminos en rechazo a la importante alza en el precio de los combustibles.
En un discurso difundido por radio y televisión, el mandatario dijo que el acercamiento ha sido posible gracias a rectores de universidades y representantes de Naciones Unidas y los sectores políticos, económicos, sociales y religiosos del país.
“Sin duda es difícil ponerse de acuerdo con tantas organizaciones (indígenas), pero precisamente es el esfuerzo que le corresponde a un gobierno”, argumentó.
Consultado si ha pensado en renunciar debido a las protestas, respondió: “No, bajo ninguna circunstancia, y no veo por qué tendría que hacerlo si estoy tomando las decisiones correctas”.
Para mañana los principales gremios de sindicalistas han convocado a un paro nacional, un nuevo desafío para el gobierno, que afronta problemas por su decisión de eliminar un subsidio de 1.300 millones de dólares a los precios de los combustibles con el objetivo de equilibrar la caja fiscal. La gasolina pasó de 1,85 dólares por galón a 2,39 y el diésel de 1,03 a 2,30.
La declaración se produjo tras una violenta jornada en que miles de indígenas tomaron por momentos la Asamblea, sin funcionarios en su interior, tras lo cual el gobierno decretó un toque de queda en edificios estatales y sectores estratégicos.
A primeras horas de la noche, la policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar a miles de indígenas que estaban concentrados en un parque del centro norte de la capital, provocando que muchos de ellos se refugiaran en las instalaciones de la Casa de la Cultura, donde aún permanecen.
La Cámara de Industrias, informó que las manifestaciones están causando pérdidas por más de 210 millones de dólares al día a ese y otros sectores, como el comercial y el turístico.
El ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, aclaró que con el toque de queda se busca proteger también puertos, aeropuertos, refinerías, puntos de abastecimiento de agua, energía y antenas de telecomunicaciones, entre otros.