Por: Alfonso M. Burillo

Global Administration Corp

Socio-Director

aburillo@globaladmincorp.com

A casi dos meses desde el primer caso del Covid-19 en Panamá, nos encontramos en una situación económica delicada: una contracción en el PIB, empresas cerrando, desempleo creciente, un déficit fiscal creciente, y falta de liquidez.

Se han tomado medidas para aliviar el impacto de la pandemia, sin embargo, aún no vemos “la luz al final del túnel”. Nos enfrentamos a una situación imprevisible cuya solución no es de corto plazo, y pasa por cambios en la forma en que trabajamos.

En la medida que seamos capaces de re-inventar nuestro modelo de negocio, apoyados en nuevas estrategias y herramientas, podremos sobrellevar los retos que el virus nos ha impuesto. A lo largo de la historia, la humanidad ha enfrentado innumerables situaciones que han requerido el cambio de paradigmas para salir adelante,  estamos pasando por solo una más.

Top 5 “Los hechos”

 1.Covid-19, ¿aplanamos la “curva”, o se aplanó el bolsillo?

2. Desplome de los precios del petróleo, ¿cómo llegamos a esto y qué puede pasar? 3. La “nueva” normalidad,  ¿cómo enfrentar el reto?

4. ¿Recesión global?, ¿dónde estamos?, ¿cómo y cuándo salimos de esto?

5. El sector financiero, la clave para la recuperación.

Cápsulas financieras

Panamá

COVID-19, ¿aplanamos la “curva”, o se “aplanó” el bolsillo? Hemos sido bombardeados constantemente con el tema “debemos aplanar la curva” para poder considerar el retorno a las actividades. A estas alturas del partido estamos claros con eso. Lamentablemente, en el proceso de “aplanar la curva”, se “aplanó” el bolsillo del panameño, y eso es peligroso. Es cierto que Panamá, contaba con una de las economías más pujantes de la región y del mundo, también es cierto que somos uno de los países con mayor desigualdad. Es preocupante ver el aumento de los disturbios y protestas de panameños frente a la imposibilidad de cubrir una necesidad básica: alimentación. El estado ha tomado acciones paleativas, pero no son suficientes, y no son sostenibles en el corto plazo.

La capacidad de pago y el poder de compra del panameño se ha desplomado en el último mes como resultado del cierre de empresas y la suspensión de contratos de trabajo. No debemos olvidar que ya veníamos afectados por la desaceleración económica de los últimos 5 años. Según la última encuesta realizada por la Cámara de Comercio, publicada en abril de este año, más del 90% de las empresas indicaron que sus ventas habían disminuido, con un impacto superior a los $120 millones de dólares desde el inicio de la pandemia en al país (eso solamente las empresas que respondieron). En total, se estima que entre los empleos “suspendidos” y los que no se recuperarán, se superan fácilmente los 300,000. Según la Organización Internacional del Trabado (OIT), se estima que cerca de la mitad de la población activa mundial podría llegar a perder, o ver afectada, su fuente de ingreso, como resultado del Covid-19.

Internacional

Los precios del petróleo a nivel global se desplomaron este abril a niveles nunca antes vistos, inclusive llegando a cotizarse negativamente. Ciertamente es una situación puntual, que no es sostenible y obedece a ciertos factores.

¿Cómo se llegó a esto?, veamos los factores:

–  Exceso de Producción: La caída en la demanda de petróleo por parte de China desde inicios de año, creó un exceso de inventario.

–  Guerra de Precios: En marzo 2020, surge una disputa entre la OPEP y Rusia sobre la producción de petróleo. Esto derivó en una guerra de precios, con exceso de producción para la demanda de mercado.

–  Demanda: El advenimiento de la pandemia del Covid-19 causó, prácticamente de la noche a la mañana, la suspensión de vuelos internacinales, paralización de la industria del turismo y cruceros, confinamiento residencial, y cierre de oficinas/industrias, entre otros, lo que resultó en una disminución en la demanda inmediata y proyectada de consumo de petróleo y sus derivados.

–  Capacidad de Almacenamiento: En un mercado con precios a niveles históricamente bajos, los especuladores compraron todo el inventario posible, al punto que sobrepasaron la capacidad de almacenamiento.

Síntesis financiera

Las medidas impuestas para “aplanar la curva” son incompatibles con el crecimiento económico, y de ahí el impacto negativo generalizado que se ha vivido. Al parecer las medidas de contención han dado resultados positivos, a pesar de la irresponsabilidad en ciertos sectores, como lo evidencia el número de detenidos por no cumplir con las medidas. Debemos tomar conciencia si queremos que la “rueda” vuelva a girar. La presión ha ido en aumento para “relajar” las medidas de contención.

Consideramos imperativo que en las próximas semanas se inicie la reactivación de la economía, de lo contrario se corre el riesgo de un golpe mayor a nivel social y que retrocedamos más de 20 años en temas de desempeño e indicadores económicos. Re-activar sectores como el agro, la construcción, servicios, y educación, entre otros, bajo nuevos parámetros, serán determinantes para reducir la presión y apuntalar el re-inicio de la actividades.

El virus no va a desaparecer en el corto plazo. La forma de trabajar evolucionará hacia una “nueva normalidad” en la que los “bolsillos engorden” nuevamente.

La nueva normalidad: ¿Cómo enfrentar el reto?, cada día que pasa se hace más relevante la necesidad de re-iniciar la economía con medidas que impulsen la generación de empleos y la productividad del país. Si bien es cierto, la prioridad es la salud, es una decisión difícil “balancear” la salud versus la economía.

Uno no puede vivir sin el otro, de nada sirve que todos estemos saludables, si no hay economía que funcione, y viceversa. De ahí la importancia que la reactivación se dé pronto, pero con medidas que protejan la salud.

No se contará con vacuna en corto plazo, y por tanto es imperante tomar acciones para que los negocios retornen y se mantengan “a flote” hasta que la pandemia sea controlada. Para ello, se deben evaluar múltiples factores, internos y externos, que permitan re-definir el modelo de negocio.

Dependiendo del tipo de empresa, se deberán diseñar estrategias y planes de acción, que resulten en generación ingresos y rentabilidad. Al iniciar este proceso, no puede haber apegos con el modelo existente, más bien una voluntad de evaluar nuevas formas de gestionar y producir, bajo la nueva “realidad” de mercado.

Si bien no hay una “receta mágica” para esta gestión, hay una infinidad de factores a considerar, entre los cuales se encuentran:

-Productos: ¿Cuáles son los más rentables o lo que más volumen generan?, ¿debemos eliminar ciertos productos y enfoncarnos otros?, ¿podemos “modificar” nuestros productos, o desarrollar nuevos para el mercado?, ¿debemos incorporar “delivery” en la estrategia de ventas?, ¿sería viable hacer alianzas estratégicas?

– Costos: ¿Cómo puedo bajar costos de producción?, ¿re-negociamos términos con proveedores?, ¿tercerizamos?

– Mercados: ¿Cómo están mis clientes?,¿cómo han sido afectados?,¿cómo podemos apoyarles?, ¿qué pueden hacer ellos por nosotros?

– Estructura Operacional: ¿Cómo podemos ser más eficientes, sin perder control de las operaciones?,¿podemos simplificar el flujo interno en la empresa?

– Administración: ¿Cómo ésta la capacidad de pago?, ¿deberíamos reestructurar las finanzas para adecuar nuestra capacidad de pago a la nueva realidad?, ¿se puede disponer de activos improductivos?, ¿cúal es la posición del Banco ante la empresa?

– Recurso Humano: ¿Tenemos suficiente personal, o es necesario reducir bajo el nuevo modelo?, ¿el personal que tenemos está capacitado para el nuevo modelo de negocio?, ¿debemos ajustar salarios en lugar de salir de personal?

En la medida que el proceso se lleve a conciencia, se definan claramente los objetivos, metas y planes de acción, y, sobre todo, se le dé el seguimiento necesario a la gestión, las empresas deberían “sobrevivir” la crisis, y paulatinamente, en la medida que la economía lo permita, se retornará a los volúmenes manejados previo a la pendemia.

El sector financiero, la clave para la recuperación El sector financiero en Panamá, especialmente el sistema bancario, ha sido uno de los pilares de la economía por más de 50 años, siendo reconocido como uno de los centros bancarios regionales más importantes.

El sistema se mantiene con buenos fundamentos, y previo al Covid-19 estaba en un proceso de consolidación, toda vez que se habían cerrado compras entre bancos operando en la plaza. Sin embargo, la banca no ha sido inmune ante el impacto del Covid-19.

En este sentido, de acuerdo al informe presentado por Moody’s a finales de abril 2020, la pandemia ha derivado en:

– Ralentización del crecimiento del sistema como resultado de la contracción económica local y regional.

– Deterioro en la calidad de cartera debido a las dificultades de sus clientes de consumo y comerciales.

– Disminución en la rentabilidad como resultado de un menor crecimiento y deterioro en carteras.

– Presión sobre la liquidez de los bancos derivado por la demanda de financiamiento ante la contracción económica.

– Contracción en los indicadores de solvencia como resultado de mayores requierimientos de reservas y menor rentabildad.

El sistema bancario ha sido una de los fundamentos de la estrategia del estado para afrontar la pandemia, y el mismo debe ser un factor determinante en la re-activación económica.

La banca, al igual que todos los “jugadores” de la economía deberá adecuarse a la nueva realidad, y para ello deberá ser creativa e implementar nuevos productos y servicios, entre los cuales se podría considerar:

– Capital de “Recuperación”: Ofrecer capital de trabajo “fresco” a los negocios para apoyar la re-apertura de los mismos.

– Planes de Pago Flexibles: Reestructurar préstamos con cuotas incrementales, de manera que sus clientes puedan cumplir con mensualidades más bajas inmediatamente, e irlas aumentando poco a poco hasta que se iguale la fecha de vencimiento original.

– Hipotecas de Interés Social: Negociar líneas de crédito con la banca estatal para financiar viviendas de interés social, logrando así disminuir la presión sobre Banco Nacional y Caja de Ahorros que actualmente atienden el segmento. El repago de estas líneas se haría mediante la “venta” de esa cartera a estas instituciones.

– Excención Temporal del FECI para Préstamos a Nuevos Emprendimientos: Con la intención de estimular el desarrollo de nuevos negocios.

– Flexibilizar/Agilizar Apertura de Cuentas a Panameños y Residentes: Bancarizar la población mejora el sistema y se permite desarrollar nuevos segmentos y/o productos bancarios. Más allá de estas ideas, cualquiera que sea, es importante contar con el apoyo del regulador y del estado, toda vez que lo primordial es inyectar liquidez a la economía para que la misma se re-active. La flexibilidad y el apoyo del regulador para con los bancos, y de estos para con sus clientes, será determinante en el rol que el sistema bancario desempeñe en la recuperación económica. Hasta ahora, pareciera ser que así será.

Internacional

Si bien en abril se llega a un acuerdo entre las partes para “normalizar” el mercado, la mesa estaba servida: Había una cantidad excesiva de petróleo, no había donde colocarla. Si bien los precios se han recuperado, aún están muy por debajo de niveles históricos, la demanda se espera se mantenga deprimida, versus lo proyectado.

La paradoja de lo sucedido es que en la medida que las economías retomen su curso y los diferentes sectores se re-activen, la demanda por petróleo va a subir, y por consiguiente los precios del mismo.

¿Recesión Global? En abril el Fondo Monetario Internacional (FMI)  indicó que, como resultado de la pandemia global, el mundo experimentará la peor recesión en 90 años, superando lo visto durante la crisis financiera global de 2008. El organismo estima una contracción del 3% para la economía global, con una caída del 11% en los volúmenes de comercio de bienes y servicios, versus sus estimados de enero pasado donde el FMI proyectaba una expansión global del 3.3% para 2020.

Lo preocupante es el alto nivel de incertidumbre. Mucho depende de la evolución del virus, la eficacia de las medidas de contención y el desarrollo de tratamientos/vacunas.

Esto aunado a las crisis que el virus ha creado en los países: Una crisis sanitaria, otra financiera y un derrumbe de los precios de las materias primas, que interactúan de complejas maneras.

Suponiendo que la pandemia se disipa a finales de 2020 y que las medidas adoptadas para evitar quiebras generalizadas de empresas, cuantiosas pérdidas de empleo y tensiones financieras sistémicas funcionan, la proyección es que el crecimiento mundial repuntará a 5.8% en 2021.

Ese repunte es más bien una parcial dado que se proyecta que el nivel de actividad económica permanezca por debajo del nivel proyectado por el FMI para 2021, antes de la llegada del virus. La pérdida acumulada del PIB mundial en 2020 y 2021 es superior a las economías de Alemania y Japón juntas. Ningún país se ha salvado. Los países dependientes en el turismo, viajes, hospedaje y entretenimiento están seriamente afectados.

Las economías emergentes y en desarrollo enfrentan retos en torno a las reversiones de los flujos de capital, al tiempo que lidian con sistemas de salud deficientes y problemas fiscales. Además, varias economías ya esta en un estado vulnerable, con crecimiento lento y niveles elevados de deuda.

¿Dónde estamos?, ¿cómo y cuándo salimos de esto?, aún no podemos cuantificar el impacto global del Covid-19 debido a las diferencias en el tiempo y la severidad del impacto y el manejo del virus en los diferentes países, especialmente los que más peso tienen en la economía global.

Esta situación ha derivado en una contracción económica global, como se puede evidenciar en el repunte significativo en cifras de desempleo según la OIT, el desplome de precios de materias primas, petróleo, mercados de valores y bienes raíces. En su informe de abril 2020, la CEPAL indica que a nivel de América Latina, el Covid-19 estaría afectando cerca del 67% de la producción y hasta el 64% del empleo formal. Otros estudios apuntan a contracciones en el PIB entre el 2-4% para 2020 para la región.

Indistintamente de las “teorías de conspiración” sobre el origen del virus, la realidad es que para las grandes economías y regiones del globo, hay una realidad pre y post Covid-19. Muchos han comparado el impacto de la pandemia con recesiones anteriores, y guerras mundiales, y como en toda guerra, hay víctimas, y este caso no es la excepción. Sectores como transporte, servicios, ventas al detal, financiero, turismo, bienes raíces, construcción, y manufactura, han sido víctimas de la pandemia.

Algunas se recuperarán en el mediano plazo, mientras que otros, lamentablemente, no lo harán, o no de la manera que solían operar. La pregunta que todos nos hacemos es: ¿Cómo salimos de esta?, ¿qué tenemos que hacer?.

Es una misión conjunta entre el estado y la empresa privada. No hay respuesta “cajonera”, más bien depende de qué estamos dispuestos a hacer, o dejar de hacer, para subsistir.

Entre las medidas que se deben tomar en consideración podemos mencionar:

Corto plazo

– Retornar a las actividad

– Fortalecer inversiones en el sector salud

– Programas de asistencia económica

– Programas con préstamos blandos + Obras que generen empleos – Agilizar los trámites estatales + Eliminar/reducir subsidios

– Incentivos a la inversión

– Flexibilización fiscal

Mediano plazo

– Explotar ventajas competitivas

– Autosuficiencia alimentaria

– Re-enfoque del presupuesto estatal: Apoyar al sector financiero + Reducir en   gastos no productivos

– Re-negociar deuda con multilaterales

– Re-conversión de sectores afectados

Como se mencionó anteriormente, no hay una “receta o solución mágica”. Lo que si es un hecho es que no hay una solución inmediata y que la recuperación de las economías dependerá de:

– La situación económica y fiscal de cada país: Países con alto endeudamiento o bajas reservas tendrán poco espacio para maniobrar y gestionar recursos para apoyar el re-lanzamiento económico.

– El apoyo que se pueda generar desde el estado: Si el estado es ágil, transparente y eficiente, podrá crear ambientes propicios para atraer capitales extranjeros, realizar nuevas inversiones y generar empleos rápidamente. Se debe separar la política de las acciones necesarias para salir adelante. Aquellos países en que prevalezcan los intereses políticos verán su recuperación comprometida y/o dilatada.

– La composición del PIB: La estructura productiva de cada país determinará la velocidad en recuperarse. Aquellos países con una base exportadora de productos y servicios básicos (alimentos, medicamentos, logística, etc.) se repuerarán más rápido que aquellos que dependen de la recuperación de otros sectores externos (remesas, turismo, “commodities”, etc.).

– Recurso Humano: El retorno a la productividad va de la mano de una población capacitada y educada. Contar con mano de obra calificada puede ser la diferencia entre la decisión de una multinacional de invertir en un país u otro.

– Infraestructura: ¿Se tiene lo que se necesita (carreteras, telecoms, servicios, etc.) para el desarrollo de los planes establecidos?