A priori, según las opiniones de expertos recabadas este fin de semana por medios especializados, Twitter parte con ventaja en esta batalla legal, en la que buscará que Musk complete la adquisición de su negocio en los términos pactados.
La compañía ya ha avanzado que llevará la cuestión ante el Tribunal de Cancillería de Delaware, una corte especializada en grandes disputas comerciales para forzar a que se aplique el acuerdo sellado entre las dos partes y, quizás, buscar una compensación económica.
Musk argumenta que Twitter ha ofrecido informaciones «falsas y engañosas» durante las negociaciones y que no le ha facilitado datos que considera esenciales para cerrar la transacción.
Estos se refieren principalmente al número de cuentas falsas o de spam que hay en la red social, que según Twitter suponen menos del 5 % del total, una cifra que el hombre más rico del mundo comenzó a cuestionar casi inmediatamente después de anunciar la compra de la empresa.
Para numerosos analistas, la cuestión de los «bots» es simplemente la excusa que Musk ha buscado para dar marcha atrás a una operación que cada vez parece más ruinosa, con las acciones de la firma por debajo de 37 dólares, muy lejos de los 54,20 por título que Musk pactó pagar el pasado abril, y con una fuerte caída de la cotización de Tesla y, por tanto, de la fortuna del multimillonario.
Pero el empresario no incluyó demasiadas condiciones en la operación de compra, por lo que a priori parece difícil que un tribunal acepte sus motivos para dar marcha atrás.
Según los expertos, la baza de Musk pasa por demostrar que Twitter ofreció información sobre su negocio que se desviaba de forma dramática de la realidad, algo extremadamente difícil.
Es decir, no le bastaría por ejemplo con probar que las cuentas falsas en la red social representan un 6 o un 7 % del total, pues a priori ello no cambiaría de forma suficientemente importante las perspectivas del negocio que ha acordado comprar.
En Estados Unidos no hay demasiados precedentes de casos similares, sobre todo de operaciones con esta envergadura, pero en la mayoría de episodios parecidos se ha forzado a la parte compradora a seguir adelante con el proceso.
Sin embargo, aunque un tribunal obligara a Musk a completar la operación, sería complicado forzar al impulsivo empresario a cumplir y todo el proceso podría hacer aún más daño a Twitter.
Así, los analistas ven como lo más probable que las dos partes lleguen a algún tipo de acuerdo, que o bien permita a Musk abandonar la compra pagando una importante compensación (probablemente mayor a la cláusula de ruptura de 1.000 millones de dólares incluida en el contrato y que está sujeta a condiciones) o que rebaje de manera importante el precio de Twitter para que se cierre la transacción.