Se va el afable Barack Obama, perdió Hillary Clinton y ganó Donald Trump. En resumen, la NBA, considerada la mejor liga de baloncesto del mundo, no está feliz, para nada. Las razones sobran. Trump, el hombre de los negocios, llega a la Casa Blanca a pesar de su discurso provocador y racista.
Durante la campaña de Trump, en Durham, Carolina del Norte, un mural fue pintado con el siguiente mensaje: «La vida de los negros no importan, tampoco sus votos». Otros alrededor de Estados Unidos con estos: “De vuelta a África”, “Solo para blancos” o “América blanca”.
Desde 1992, cada temporada, al menos 75 % de los jugadores de la NBA son afrodescendientes y por supuesto, desde que comenzó la idea de Donald Trump de lanzarse a la presidencia de los Estados Unidos, las estrellas de este circuito comenzaron a ver de reojo al magnate nacido en Nueva York.
Desde la leyenda de la NBA, “Magic” Johnson, hasta la actual máxima figura de ese circuito, LeBron James, alzaron su voz en contra de Trump y decidieron apoyar a Clinton. La diferencia fue abismal. Hillary recaudó casi millón y medio de dólares de parte del entorno NBA, mientras que Trump ni un solo centavo para apoyar su campaña.
¡Y pasó!
Nada pudieron hacer las estrellas de la NBA para que Trump perdiera. Se quedaron con las ganas y las muestras de decepción no tardaron en llegar. Lean, por favor, esta declaración de Greg Popovich, técnico de San Antonio Spurs.
«Soy un tipo con dinero, blanco y me enferma el estómago sólo de pensar en lo que ha pasado. En estos momentos no puedo ni siquiera imaginar ser musulmán, o mujer, o afroamericano o hispano o una persona con discapacidad. Sale de mi entendimiento cómo es que hubo grupos que votaron por él, ignorando todo eso», cuestionó Popovich.
Antes de Greg Popovich, sus colegas Doc Rivers, de los Clippers, y Stan Van Gundy, de Pistons, también habían manifestado “frustración e indignación” por la elección de Donald Trump.
Por su parte, LeBron, soltó esta perla: “Me desperté buscando respuestas sobre lo que pasó, ¡esta canción ‘golpeó’ directo en mi cabeza! Si mantenemos la fe (aunque parezca muy difícil hacerlo), ¡ESTAREMOS BIEN!”, sostuvo haciendo referencia a la canción ‘Alright’ del rapero Kendrick Lamar.
Sin embargo, no todo el mundo en la NBA adversaba a Trump, ya que el polémico Dennis Rodman, ya retirado, siempre mostró su apoyo al magnate, diciendo que “era su amigo desde hace mucho tiempo y que Estados Unidos necesitaba un hombre de negocios, no un político”.
Ser racista en la mejor liga del mundo sale caro. En 2014, Donald Sterling, dueño de los Ángeles Clippers, fue expulsado de por vida de todas las actividades relacionadas con la liga más una multa de 2.5 millones de dólares por comentarios racistas, especialmente con “gente negra”.