Ya lo sabíamos. Tenían tiempo entendiéndose con el contrincante y, como decimos quienes jugamos dominó, cuando se juega con el contrario te distraes un rato, pero al final pierdes.
Así que la dirigencia esa que se sentó a dialogar, claudicó. Jugadas conjuntas para «eliminar» a los verdaderos dirigentes encarcelados, amenazados y silenciados. Silencios que dicen mucho más que comunicados impresentables que en nada resuelve las necesidades del venezolano porque no tienen ni tendrán voluntad para ello.
Durante años hemos percibido un inmenso desprecio de los dialogantes y sus jefes por todo aquel opositor que disienta de sus nefastas actuaciones. Les han puesto de lado, les califican de radicales y les han invisibilidad poco a poco. Pero, el llamado G3 se suicidó y estoy segura que ni sus militantes se enterrarán con ellos. Lo que existe hoy en el país es un desconocimiento masivo de esa dirigencia opositora. 30 millones de venezolanos no se calan más a tres solitarios que han pretendido decidir por la mayoría de quienes hacemos vida aquí. Que capitule el autodenominado liderazgo no significa que el pueblo lo haga.
¿Qué nos toca? Reagruparnos y organizarnos. Conseguir un nuevo esquema de manejo para salir de esto, que es la verdadera prioridad. Nadie tiene ya dudas de que el esquema chavista-mud, no funciona. Quizás fue bueno para elecciones, pero para nada más. No hay comida, ni medicinas, ni trabajo, ni seguridad. No hay presente y si seguimos como vamos, tampoco habrá futuro.
¿Qué cómo se come eso? Lo primero es un escenario plural, amplio, inclusivo donde todos nos escuchemos y participemos ¿Qué se lleva tiempo? Les aseguro que mucho menos que el malbaratado hasta ahora, porque ya sabemos quién es quién, con quienes contamos y con quienes no. Sabemos que la mayoría se afanará por salir de la dictadura, ya habrá tiempo de ganar espacios, lo primero es lo primero.