El ultraderechista Jair Bolsonaro ganó las elecciones presidenciales en Brasil este domingo, en medio de una ola de rechazo hacia la corrupción y el crimen que trajo un dramático cambio hacia la derecha en la cuarta democracia más grande del mundo.
Con el 94% de los votos contabilizado, el 56% de los votantes dio su apoyo a a Bolsonaro en comparación con el 44% que le dio su voto a Fernando Haddad, candidato del izquierdista Partido de los Trabajadores, de acuerdo con el Tribunal Superior Electoral.
A sus votantes del domingo no pareció haberles importado las advertencias que aseguraban que este exmilitar -que se describe como un «salvador de la patria» y que prometió sacar a Brasil de una debacle moral, política y económica- podría erosionar la democracia en el país sudamericano, y en lugar de eso eligieron dar una oportunidad a un cambio radical después de años de agitación.
La jornada electoral
Los brasileños sopesaron su hambre por un cambio radical contra los miedos de que el candidato favorito a la presidencia pueda amenazar la democracia, después de una amarga campaña que dividió a muchas familias y se vio frecuentemente desfigurada por la violencia.
El congresista de extrema derecha, Jair Bolsonaro, ganó muchos votantes al pintar el retrato de un Brasil en guerra -contra los criminales, los políticos corruptos y las ideas de izquierda que según el podría convertir al país en Venezuela – y promesas de cambiar la corriente con un gobierno fuerte y limpio.
Las encuestas recientes daban a Bolsonaro una ventaja de ocho a diez puntos sobre su rival, el candidato Fernando Haddad, del partido de izquierda Partido de los Trabajadores.
Varios apoyos importantes le dieron a Haddad el espacio para esperar que todavía podría conseguir la victoria.
“Tengo confianza en que podemos ganar”, dijo Haddad después de depositar su voto en un colegio. “Hay muchas voces democráticas que podían haber permanecido en silencio y que decidieron hablar en favor nuestro”, dijo el candidato.
Simpatizantes Haddad se congregaron en frente del centro electoral al canto de ‘podemos soñar’.
Mientras tanto, Bolsonaro no dio comentarios a los reporteros cuando fue a votar a un complejo militar en Rio de Janeiro.
En un acto inusual, el jefe de justicia de la Corte Suprema, Jose Dias Toffoli, leyó parte de la constitución a los periodistas después de votar.
“El future president debe respetar las instituciones, debe respetar la democracia, la ley, la rama judicial, el congreso nacional y la rama legislativa”, dijo Toffoli en declaraciones que muchos tomaron como una reprimenda a Bolsonaro y sus posturas más extremas.
El sábado, el popular ex juez de la Corte Suprema, Joaquim Barbosa, tuiteó su apoyo a Haddad, diciendo que la candidatura de Bolsonaro le asustaba.
“Votar es tomar un decisión racional. Yo, por ejemplo, he sopesado los aspectos positivos y negativos de los dos candidatos restantes en la disputa. Por primera vez en 32 años de ejercicio del derecho al voto, un candidato me inspira miedo. Por eso voto por Fernando Haddad”, tuiteó Barbosa.
De igual manera, el fiscal general Rodrigo Janot, uno de los mayores combatientes en contra de la corrupción dentro del Partido de los Trabajadores dio su apoyo a Haddad por razones similares.
Uno de los respaldos más importantes, en especial para la gente joven, vino de parte del Youtuber Felipe Neto, cuyo canal tiene casi 27 millones de seguidores.
Neto dijo que estaba preocupado por los comentarios de Bolsonaro de hace una semana de que los “rojos” de izquierda iban a ser expulsados de Brasil.
“En 16 años del [Partido de los Trabajadores] he sido robado, pero nunca amenazado”, dijo Neto a través de su cuenta de Twitter.
Bolsonaro, un ex capitán del ejercito con un récord mediocre durante sus 27 años en el congreso, creció en apoyo en medio del rechazo al sistema político brasileño después de un enorme escándalo de corrupción y una recesión económica prolongada.
“No me enloquece Bolsonaro, pero el es nuestro camino para sacar al Partido de los Trabajadores del poder”, dijo Rafaela Rosa, una profesora de 32 años después de votar en Sao Paulo. «Hemos tenido suficiente corrupción y ahora necesitamos limpiar”.
La campaña de Bolsonaro ganó fuerza al ganarse a gran parte de la comunidad empresarial con promesas de llevar a cabo reformas beneficiosas para el mercado que reduzcan el tamaño del estado brasileño, incluyendo cortar el tamaño de los ministerios y privatizar compañías estatales.
Haddad ha tomado el camino opuesto, prometiendo doblar el gasto en educación, salud y programas sociales, argumentando que las ganancias que se habían hecho en Brasil en la reducción de la pobreza durante los años estrella habían sido erosionadas y los más pobres estaba sufriendo.
“Todavía tengo esperanzas de que Haddad pueda darle la vuelta a esto”, dijo Mario Victor Santos, de 58 años, y un ex mediador para el diario Folha de San Paulo, sobre el cual Bolsonaro ha dicho repetidamente que disemina “noticias falsas” sobre el.
Según Santos, “Si Hadad no gana, ya tenemos evidencia de que la resistencia a la administración de Bolsonaro será muy fuerte”.