TEXTO: INFOBAE
El director del Instituto de Virología de la Universidad de Leizpig (Alemania), Uwe Liebert, explicó alcanzaría con garantizar el aislamiento de los jugadores y los test necesarios para reanudar la Bundesliga, actualmente paralizada por el coronavirus.
«Sería ideal si todos (los jugadores) se sentaran en una suerte de caja de cristal y estuvieran separados los unos de los otros», dijo el experto en declaraciones publicadas este viernes por el periódico Mitteldeutsche Zeitung.
Liebert explicó que los análisis podrían ser usados para determinar si los jugadores han pasado ya el virus y determinar si son inmunes al mismo. Según el experto, una prueba así costaría unos 130 euros, lo que supondría poco menos de 4.000 euros por partido y club si se realizan antes del encuentro.
Otro experto alemán, el jefe de los laboratorios Amedes, Kai Gutensohn, también se mostró convencido respecto a la capacidad necesaria para realizar los análisis a los futbolistas.
A pesar de que Liebert calificó de “definitivamente factible” dicha posibilidad, también quiso alertar de sus riesgos. “Por el momento le aconsejaría al fútbol: Piénsalo bien. ¿No pueden esperar unas semanas más? Y con suerte habremos pasado el pico de la infección”, añadió.
Pandemia “Controlable”
El Gobierno alemán consideró este viernes, un mes después de la introducción de medidas restrictivas para controlar la propagación del coronavirus, que la pandemia en el país es “controlable”.
En una rueda de prensa para hacer un primer balance sobre la eficacia de las medidas adoptadas, el ministro de Sanidad, Jens Spahn, afirmó que el «frenazo total» acordado hace cuatro semanas por el gobierno federal y los «Länder» ha sido un «éxito» y se mostró convencido de que el brote es «controlable».
Precisó que se ha pasado de un crecimiento dinámico de contagios a una evolución lineal y subrayó que en ningún momento el sistema sanitario alemán se ha visto colapsado.
En ese sentido, destacó la «estrecha red» de consultas médicas y médicos de familia que han contribuido a la atención de los contagiados y señaló que seis de cada siete casos se han atendido y acompañado de forma ambulatoria.
Celebró asimismo que los hospitales hayan sido capaces de ampliar el número de camas en unidades de cuidados intensivos hasta 40.000, pero advirtió que las 10.000 camas libres actualmente no se podrán mantener disponibles por tiempo indefinido.
Apuntó al «difícil equilibrio» de mantener camas libres para posibles contagiados por coronavirus y retomar las operaciones aplazadas, que para los afectados suponen una «carga psicológica», de manera que anunció el regreso a una «nueva normalidad» en las clínicas a partir de mediados de mayo.
La declaración se conoció después de que el Instituto Robert Koch de virología anunciara que el número de nuevos contagios por coronavirus causados por una persona infectada cayó en Alemania por debajo de 1, un valor que se persigue para poder hablar de una remisión de la epidemia.
Sobre ese valor, a cuya importancia se refirió esta semana la canciller alemana, Angela Merkel, el director de ese instituto, Lothar Wieler, matizó que «no es la única cifra que manejamos» e insistió en que lo importante ahora es que se mantenga estable por debajo de 1.
Preguntado por cuántos casos puede haber sin que sean conocidos, Wieler reconoció que de momento no se pueden dar cifras pero valoró que, en caso de que haya realmente diez veces más de los registrados, eso daría un total de unos 1,3 millones de personas infectadas (sobre una población de casi 83 millones), «lo que no es tanto», declaró.
El ministro Spahn se refirió asimismo a los más de 1,7 millones de test realizados hasta el momento en Alemania, alrededor de 350.000 por semana, y agregó que los laboratorios pueden incluso doblar esa cifra, pero recordó que existen límites marcados por la capacidad de la red sanitaria para practicarlos.
En cuanto a la escasez de mascarillas, tan necesarias para «los que luchan en el frente» contra el coronavirus, Spahn informó de que esta semana llegaron a Alemania 80 millones de unidades, entre ellas 20 millones del tipo FFP2 para el personal sanitario.
E insistió en que la prioridad del Gobierno no es de momento obligar a llevar mascarillas sino que se confía en la «responsabilidad» de los ciudadanos para reconocer su utilidad sin tener que imponer su uso.
Además, anunció bonificaciones para unas cincuenta empresas alemanas que a partir de mediados de agosto fabricarán alrededor de 10 millones de mascarillas FFP2 y 40 millones de tipo quirúrgico por semana.
El ministro aseguró que Alemania quiere «hallar gradualmente el equilibrio adecuado entre protección de la salud, vida pública y economía» y «paso a paso el camino hacia una nueva normalidad».
“Tenemos que aprender a convivir con el virus”, dijo, y se mostró convencido de que Alemania tiene “buenas oportunidades de superar bien ese periodo de epidemia”