El arzobispo metropolitano de Panamá, José Domingo Ulloa, pidió este domingo que en el contexto de las elecciones generales de 2019 los políticos no se aprovechen de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) para congraciarse con los votantes.
«Queremos que con su presencia María proteja este evento de las tentaciones que seguramente tendrán algunos en el contexto de las elecciones para hacerse de simpatías o rechazos. Desde ahora le decimos, no seamos mezquinos con nuestros jóvenes, no instrumentalicemos este evento. Pensemos en Panamá», dijo Ulloa en la homilía de Peregrinación al Jesús Nazareno de Atalaya.
El líder religioso sostuvo que este es un proyecto que supera las esferas eclesiales, políticas, religiosas y culturales, y «permite la posibilidad de unirnos» alejados de la «politiquería».
Se espera que la JMJ congregue en la capital del país centroamericano a cerca de un millón de personas del 22 al 27 de enero de 2019, año en el que acaba el actual periodo de Gobierno del presidente, Juan Carlos Varela, y se deben celebrar nuevas elecciones.
El papa Francisco anunció a Panamá como el próximo destino de la Jornada en julio pasado, en Cracovia, durante la última edición del evento, frente a una multitud entre la cual estaban, en primera fila, un emocionado Varela y su esposa, Lorena Castillo.
El arzobispo dio este domingo la primera misa de domingo de Cuaresma en Atalaya, provincia de Veraguas, tras la procesión de Jesús Nazareno, considerada la más grande del país y que ha atraído desde el pasado viernes a miles de personas a esta localidad, ubicada a 250 kilómetros al oeste de la capital panameña.
Ulloa dijo a los fieles, que viajaron de distintos puntos del país, que los jóvenes deben ser los verdaderos protagonistas del evento mundial.
«Ustedes serán el rostro de la Iglesia y de Panamá; ustedes tienen la capacidad de prepararse para recibir a los jóvenes del mundo, en este pequeño pero hermoso país».
Instó a los católicos anfitriones a aprender una lengua de los cinco idiomas oficiales para esta Jornada: inglés, italiano, francés, español y portugués.
En la misa, en la que estaba el presidente y otras autoridades, el religioso aprovechó la oportunidad para condenar la corrupción y recordar que esta lacra no tiene nacionalidad y que es «el pecado a la mano» de aquellos que están en autoridad.
«La corrupción la paga el pobre, la pagan los hospitales sin medicinas, los enfermos que no tienen cuidados y atención espiritual, los niños sin educación y sin catequesis», abundó.