Apostó porque las naciones destinen gran parte de su presupuesto a la formación de sus jóvenes, aunque tenga un peso político importante
El presidente ejecutivo del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) y ex ministro de educación de Venezuela, Gustavo Roosen, no duda en afirmar, basado en su amplia experiencia, que la educación siempre fue, es y será la gran fortaleza de un país.
“Las riquezas de un país evidentemente deslumbran, pero lo que verdaderamente nos lleva hacia una sociedad estable y democrática es la fortaleza de su gente, que está en los valores y en la educación”, dijo el también ex presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Roosen visitó Panamá para participar en el conversatorio “Educación: clave para la competitividad económica y la movilidad social”, que organizó el IESA junto a Indesa.
El especialista destacó varias premisas, entre ellas que los países deben dotar al presupuesto de educación con los recursos indispensables para que esos doce primeros años instrucción, efectivamente se cumplan.
“En Latinoamérica, la mitad de la población que está en la edad comprendida entre los 6-18 años, no participa activamente en el sistema educativo, deserción que produce marginalidad, pobreza, desigualdad y eso, claramente, atenta contra los valores democráticos y éticos de una sociedad moderna”, explicó.
Constante evaluación
Otra de las propuestas de Roosen apuntó a la descentralización, pues según expresó, la mayoría de los países de América Latina, tienen un ministerio de educación sumamente centralizado.
“En sociedades más modernas, el modelo apunta hacia acercar la educación al municipio, a la comunidad, que es donde efectivamente están los padres y los educandos. Otra propuesta es darle más vigencia al director de la escuela, que sea un gerente educativo bien formado y que sea capaz de administrar un presupuesto destinado a la evaluación permanente de los educadores”, sostuvo.
Roosen no pasó por alto el tema educativo venezolano, al que tildó de “extremadamente complejo”, sobre todo porque no hay la voluntad de que las cosas cambien, además que el discurso político, opinó, trata de invalidar la realidad que existe en el país.
“Me atrevo a decir que la población preescolar, que es clave, está en ruinas. El número de niños que efectivamente participa en educación inicial ha disminuido sensiblemente, entre tantas cosas, por las dificultades alimentarias que hay, falta de maestros, entre otros aspectos”, sostuvo.
El ex ministro de educación apuesta, en un futuro, a que en Venezuela se logre un acuerdo político que le asigne a la educación el 7 % del Producto Interno Bruto de la nación.
“Se repartiría, entre otras muchas cosas, con un proceso de apertura importante de los escalafones salariales de los educadores, buscando que la carrera de educación en la universidades sea visto como algo privilegiado dentro de la sociedad, eso sumado al mejoramiento de la planta física, la incorporación de la tecnología de la información y bibliotecas que obedezcan a las necesidades de hoy y no del pasado”.
Por último, indicó que todo eso pasa por reducir el tamaño del estado en casi todo los demás rubros, que no sea salud y educación, y eso tiene un costo político muy alto porque toma mucho tiempo. “No es algo que genera resultados inmediatos y eso no les conviene”, cerró.