TEXTO DE EFE
El venezolano Gustavo Dudamel dirige este domingo a la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles en el primero de los conciertos en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona (nordeste de España) de una producción inclusiva de ‘Fidelio’, de Ludwig van Beethoven, con una propuesta semiescénica creada para público sordo y oyente.
En el inicio de la gira europea de esta producción, el coliseo barcelonés ofrece este domingo una buena entrada; con un público que se enfrenta a una obra que transcurre en la Sevilla del siglo XVII, en una prisión militar gobernada por el cruel Don Pizarro, que tiene apresado secretamente a su peor enemigo, Florestan.
En una conversación con Víctor Garcia de Gomar, director artístico del coso de la Rambla, Dudamel señala que el proyecto «nació de una locura», tras preguntarse: «¿Cómo podía escuchar Beethoven?», un músico que a los 44 años se quedó completamente sordo.
Para el director de orquesta, al compositor alemán «nunca se le ha celebrado por la sordera, que fue como un poder que tuvo para aislarse y desarrollar lo que hizo», según indica en esta charla con Garcia de Gomar que dio a conocer el Liceu.
Para armar este proyecto, asevera que pensó en el Coro de Manos Blancas, un programa de El Sistema de Venezuela; que ofrece acceso a la práctica musical a niños con discapacidad.
El concierto, que también se podrá escuchar mañana, cuenta con el Cor del Gran Teatre del Liceu y el Cor de Cambra del Palau de la Música en la parte vocal.
Los solistas que ponen voz a la historia son Tamara Wilson, Andrew Staples, James Rutherford, Patrick Blackwell, Shenyang, Gabriella Reyes y David Portillo.
Con una «innovadora» producción semiescénica, que tiene el sello del director Alberto Arvelo, la producción de la única ópera de Beethoven se representó previamente en Los Ángeles, en el Walt Disney Concert Hall y, posteriormente, viajará a París (31 de mayo) y Londres (3 de junio).
La producción, interpretada íntegramente en lengua de signos internacional, ofrece un nuevo enfoque de la obra de Beethoven; y posibilita que los espectadores sordos y con problemas de audición tengan un «acceso sin precedentes al mundo de la música».
En las funciones del Liceu hay una explicación previa en la lengua de signos catalana.