El enviado especial de Estados Unidos para Venezuela pidió el jueves al futuro gobierno de Joe Biden que use la influencia que cree que se ha obtenido con las duras sanciones destinadas a desalojar del poder al presidente en disputa Nicolás Maduro y le instó a que no le ofrezca ningún «obsequio».
En una entrevista con Reuters, Elliott Abrams, representante especial del presidente Donald Trump para Venezuela e Irán, dijo que hay un fuerte consenso bipartidista en Washington sobre la necesidad de mantener la presión sobre Maduro y que no espera grandes cambios de política en Estados Unidos cuando Biden asuma el cargo el 20 de enero, en caso de cumplirse las actuales proyecciones.
Pero agregó que «siempre» le ha preocupado que el gobierno demócrata pueda relajarse con Maduro, aunque no ha visto señales de eso en Biden y sus asesores. En cambio, instó a que mantenga una aplicación estricta de las sanciones.
Abrams también amenazó con más sanciones de Estados Unidos contra cualquier responsable de «fraude electoral» en las elecciones al Congreso, programadas para el domingo en Venezuela.
La mayoría de la oposición llamó a abstenerse, diciendo que la elección está amañada a favor del Partido Socialista Unido de Venezuela, de Maduro, y Abrams reiteró la visión de Estados Unidos de que el acto será una farsa.
«Realmente están contra la pared», dijo Abrams, refiriéndose al impacto económico de las sanciones a Maduro y sus aliados. «Y tenemos mucha influencia; deberíamos usarla (…). Mi consejo sería no darle regalos a Maduro».
El equipo de transición de Biden no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
En un acto de campaña en Caracas, Maduro dijo que «ahí salió el moribundo gobierno de Donald Trump diciendo que ellos no nos van a reconocer el resultado de las elecciones» del domingo.
«No nos importa nada lo que diga el imperio norteamericano», agregó Maduro en el acto transmitido por la televisión estatal.
A pesar de la campaña de sanciones y presión diplomática de Trump, Maduro se ha mantenido en el poder, respaldado por los militares y apoyado por Rusia, Cuba, China e Irán.
Biden y sus asesores no han indicado un cambio dramático en el enfoque de Washington hacia Maduro, que se ha basado en un amplio programa de sanciones que limita las exportaciones de petróleo de Venezuela y dificulta a los ciudadanos estadounidenses hacer negocios con el gobierno en Caracas.
Pero se espera que Biden busque una mayor coordinación con sus socios, ya que podría afrontar presión para flexibilizar algunas medidas, incluidas las restricciones a las importaciones de gasolina de Venezuela por razones humanitarias en medio de la pandemia de coronavirus.