República Dominicana comenzó este domingo las obras de una verja fronteriza que recorrerá cerca de la mitad de la frontera con Haití, un proyecto que pretende primordialmente limitar la inmigración desde el país vecino.
Las obras fueron inauguradas por el presidente Luis Abinader a orillas del río Masacre, en la ciudad de Dajabón (noroeste), el principal paso fronterizo de la isla, en una ceremonia cargada de simbolismo patriótico, a la que acudieron la cúpula militar y representantes de partidos políticos de todas las tendencias.
En un discurso, Abinader resaltó que la verja permitirá «disminuir drásticamente la migración irregular», así como controlar el comercio bilateral, hacer frente al narcotráfico, a la venta ilegal de armas y al robo de vehículos.
Desde que Abinader anunció la construcción de la valla, hace un año, las autoridades haitianas han manifestado que no se oponen al proyecto, entendiendo que es una decisión soberana dominicana.
UNA VERJA «INTELIGENTE»
La verja, de 160 kilómetros de extensión, cubrirá cerca de la mitad de la extensión de la frontera, que mide 391 kilómetros de norte a sur, y se erigirá principalmente en las zonas pobladas.
Las autoridades ya habían adelantado que no sería necesario construir la verja en las zonas más montañosas, donde la orografía supone un impedimento insalvable para los migrantes y para los contrabandistas.
La verja contará con cámaras en alta definición, infrarrojos y otras modernas tecnologías de vigilancia, lo que ha llevado a las autoridades a llamarla «inteligente».
En una primera fase, que se ejecutará entre los próximos siete y nueve meses, se construirán 54 kilómetros de verja, que constará de un muro de hormigón en la base y de una valla metálica de 4 metros de altura, que estará coronada por una concertina, una bovina metálica de cuchillas.
El coste de la obra civil de este tramo es de 1.750 millones de pesos (unos 30 millones de dólares), sin contar con los dispositivos tecnológicos que serán contratados en una licitación a ser realizada en el primer semestre de este año.
La segunda fase de la obra se está preparando para el segundo semestre del año, según detalló Abinader.
El proyecto incorporará los 23 kilómetros de la verja sencilla ya existente, que fue construida entre 2019 y 2021 sin grandes anuncios por parte de las autoridades, en las inmediaciones de las fronteras de Elías Piña y Jimaní, los otros dos principales pasos oficiales con Haití.
ENDURECIMIENTO DE LAS MEDIDAS MIGRATORIAS
La nueva valla es un paso más en la política de endurecimiento de las medidas migratorias que ha adoptado República Dominicana hacia Haití en los últimos meses, medidas que las autoridades justifican por el agravamiento de la crisis en el país vecino.
En su discurso, Abinader resaltó que Haití vive una grave inestabilidad política y una «galopante crisis económica y alimentaria», pero reiteró que República Dominicana «no puede ser la solución» de esos problemas.
Entre otras medidas, República Dominicana ha incrementado las deportaciones de haitianos en los últimos meses, incluyendo a cientos de mujeres embarazadas que fueron arrestadas cuando acudían a consultas médicas, una práctica que fue criticada por la ONU.
En septiembre pasado, el Gobierno dominicano también dio un plazo de tres meses a las empresas que emplean a haitianos indocumentados para regularizar su situación, pero pasado ese plazo no se han anunciado medidas punitivas contra los empresarios.
Los sectores más afectados son la agricultura y la construcción civil, donde el 90 % de los peones son haitianos, según cálculos de asociaciones empresariales.
Además, Abinader anunció hoy que a partir de este lunes se comenzará a tomar datos biométricos de las personas que crucen la frontera, para facilitar la identificación de los extranjeros.
Durante el acto, la única voz de empatía hacia la situación de los inmigrantes haitianos la expresó el obispo de Mao-Montecristi, Diómedes Espinal, quien, no obstante, está a favor de la construcción de la verja.
«No construyamos muros para impedir la solidaridad, las relaciones comerciales, la fraternidad y el bien que podamos hacer a otros hermanos más pobres y necesitados», exhortó el religioso.
Manuel Pérez Bella