La contaminación de alimentos con la bacteria “salmonella” produce un cuadro clínico denominado salmonelosis. Para prevenirla es necesario emplear una serie de medidas en el uso de los alimentos. Los granjeros, la industria, los inspectores de alimentos, los vendedores de alimentos, y los consumidores son eslabones importantes en la cadena de su inocuidad.
Dos tipos de salmonellas: Salmonella Enteritidis y Salmonella Typhimurium, son las más comunes en los Estados Unidos y son los responsables de la mitad de todas las infecciones en humanos. Los tipos que no causan síntomas en animales pueden enfermar a las personas y viceversa. Si está presente en el alimento, usualmente no afecta su sabor, olor o apariencia. La bacteria vive en el tracto intestinal de los animales y humanos infectados.
A pesar de que algunas personas no muestran síntomas de salmonelosis, la mayoría experimentan diarrea, dolor abdominal y fiebre entre 8 a 72 horas después de comer el alimento contaminado. Síntomas adicionales pueden incluir escalofríos, dolor de cabeza, náusea y vómito. Los síntomas usualmente desaparecen dentro de un plazo de 4 a 7 días. Muchas personas se recuperan sin tratamiento y quizás nunca visiten al doctor. Sin embargo, estas infecciones pueden ser riesgosas para la vida, especialmente para los infantes y los niños pequeños, las mujeres embarazadas y sus bebés por nacer, las personas de edad avanzada, así como la gente con el sistema inmunológico débil (como aquéllos que sufren de VIH/SIDA, cáncer, diabetes, enfermedades de los riñones o pacientes de transplantes).
Usualmente, las personas con diarrea se recuperan completamente, aunque puede tomar varios meses antes de que la rutina de los intestinos vuelva enteramente a la normalidad. Un pequeño número podrían desarrollar dolor en las articulaciones, irritación en los ojos y dolor al orinar. Esto se llama el síndrome de Reiter.
La Salmonella está presente en carnes y aves crudas y puede sobrevivir si el producto no se cocina hasta una temperatura interna mínima adecuada. Los alimentos también se pueden contaminar por medio de una persona infectada, que muestre o no síntomas, manejando los alimentos con las manos sucias. Se puede encontrar también en las heces de algunas mascotas, especialmente aquéllas con diarrea. Las personas se pueden infectar si no se lavan las manos después de tener contacto con estas heces. Cualquier alimento crudo de origen animal, como las carnes, las aves, la leche y los productos lácteos, los huevos y los pescados, así también como algunas frutas y vegetales pueden contener la bacteria.
Se debe consultar al médico si se presentan síntomas de intoxicación alimentaria por salmonella, tales como fiebre, vómito, diarrea y dolor abdominal. Los casos severos pueden requerir hospitalización para tratamiento de hidratación. Además, el médico puede recomendar: medicamentos antidiarreicos como la loperamida, que ayudan a aliviar los cólicos y antibióticos para matar las bacterias si se sospecha que la salmonella han entrado en el torrente sanguíneo, o si se encuentra con un caso grave o un sistema inmune comprometido. Los antibióticos no benefician en los casos no complicados.
Fuente: Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés)