TEXTO: María Eugenia Capelo (INFOBAE)
Un puñado de personas que sin rumbo en sus vidas son reclutadas por un hombre al que le confían todo, hasta su vida. El Profesor es el líder de una banda que ejecuta un robo. Pero La Casa de Papel nos acerca también a un grupo de desahuciados que no esperan casi nada del mundo que conocen. Están jugados y no tienen mucho que perder, pero tampoco son los absolutamente relegados de la sociedad.
Pueden ser vos o cualquiera de nosotros que, en un momento determinado, no sabemos para dónde ir y se nos aparece antes nuestros ojos la posibilidad cierta de dar el batacazo: eso si, cometiendo un delito. Ellos, que vienen de historias diferentes pero con dificultades, dicen que sí y deciden arriesgar mucho -en algunas oportunidades hasta su vida- pero en este salto pueden encontrar aquello que parece lejano: una vida llena de lujos y dinero para sobrevivir.
La Casa de Papel no es solamente una historia que relata un robo. Es una serie que habla de riesgos, de oportunidades, y de la ausencia de ellas. Nos invita a reflexionar en quién decidimos confiar y a quién entregarle las llaves de nuestro destino.
Así llegaron todos los atracadores hasta aquí, donde no hay un punto de retorno. Lo hecho, hecho está. Y ahora solo se espera salir lo menos averiado posible de este nuevo robo.