El escritor explicó que lidiar con la burocracia, la ineptitud y la corrupción del sector público es una pesadilla
El profesor de ciencias políticas y director de la maestría en ciencias en asuntos internacionales de la Florida State University (FSU), Panamá, opinó que con la excepción de Venezuela y, ahora, Nicaragua, hay una “aparente” estabilidad política en la región.
Mann, advierte sin embargo, que hay que examinar bajo la superficie. “Es evidente que hay bastante potencial de desestabilización en América Latina, a causa de fenómenos como necesidades sociales insatisfechas, encarecimiento de la vida, presión sobre los recursos naturales, contaminación, falta de acceso a los servicios básicos, criminalidad y, en muchas partes, corrupción”.
Agregó que la corrupción produce mucha indignación ciudadana y se atrevió a poner un ejemplo. “Ha sido la causa del reciente cambio de presidente en Perú, aunque el reemplazo del jefe de Estado se dio con arreglo a la constitución y sin desbarajustes”, sostuvo.
Panamá y Venezuela, ¿caminos parecidos?
Guevara Mann escribió en una de sus más recientes columnas de opinión en el diario La Prensa, sobre la partidocracia que afectó a Venezuela y que trajo consigo la salida de los partidos tradicionales por un nuevo gobierno, en este caso liderado por el ya fallecido Hugo Chávez.
Desde su punto de vista, en Panamá no se vive un escenario parecido, sin embargo hay otros factores que deben ser vigilados de cerca.
“No es exactamente la misma situación, porque en la Venezuela democrática (1959-1999) los partidos políticos no sólo monopolizaban el ejercicio del poder y las ofertas electorales, sino–además–controlaban organizaciones de la sociedad civil, como sindicatos, gremios profesionales y medios de comunicación.
En Panamá, el nivel de penetración social de los partidos no es tan profundo, pero sí controlan el sistema político y excluyen a quienes no están alineados con las cúpulas. Ese fenómeno entraña un peligro para la democracia, pues cada vez hay mayor frustración popular por el mangoneo de los partidos. Su descrédito es casi absoluto”, advirtió.
El escritor y analista explicó que la corrupción, junto con la ineficiencia, producto de la mala formación del personal público, son problemas muy grandes que afectan a los pueblos. “Lidiar con la burocracia, la ineptitud y la corrupción del sector público es una pesadilla”, expresó.
¿Venezuela un dolor de cabeza?
La nación suramericana atraviesa la peor crisis económica, política y social de su historia, lo que ha conllevado a que unas cuatro millones de personas, según un estudio de enero 2018 de Consultores 21, hayan decidido emigrar.
El análisis de la empresa consultora aporta otros datos interesantes como que el 29 % de eso individuos no regresarán al país “si las cosas cambian”. El perfil de los que cruzan la frontera es de 25 a 44 años, 55 % de los que quieren emigrar son de clases medias y alta, y un 74 % afirmó no recibir ayuda del Gobierno.
Este colapso de Venezuela, indudablemente, es una clara amenaza para la región. “Bastante y de muchas maneras. En primer lugar, la pérdida de la democracia y las violaciones sistemáticas a los derechos humanos, incluyendo derechos tan básicos como el acceso a la alimentación y la salud, son motivo de preocupación no solo para los pueblos de América, sino del mundo entero”, opinó Guevara Mann.
Sobre los escenarios de riegos, el especialista panameño habló sobre una migración masiva y descontrolada, un potencial de contagios epidémicos, el aumento de la delincuencia transnacional y alianzas extra continentales con regímenes represivos e irrespetuosos del Derecho Internacional. “Estos y otros riesgos deben ser cuidadosamente evaluados por los países vecinos, incluyendo a Panamá”, sostuvo.
Advirtiendo que no tiene bases objetivas, el profesor de FSU, considera que en general el trato que se la ha dado a los venezolanos que decidieron emigrar es bueno.
“Migran personas buenas, que realizan aportes constructivos a las sociedades que las reciben, pero también individuos sin sensibilidad o cultura y elementos criminales o de bajo mundo, cuyas actuaciones afectan negativamente la reputación de la nacionalidad a que pertenecen. La percepción que tengo yo de los venezolanos en Panamá es de una colectividad trabajadora y educada, de buenas maneras y costumbres, pero hay excepciones, con las que todos nos hemos encontrado. Y, frente a las malas prácticas de algunos sujetos procedentes de otras partes, es fácil caer en el chauvinismo y la xenofobia”, cerró.