Desde hace más de 13 años su academia ha formado cientos de bailaoras que hoy en día sigue agradeciendo su aporte cultural a este país.
Loynaz fue gimnasta olímpica y es odontólogo con postgrado en prótesis, sin embargo, fue el baile lo que realmente la enamoró y decidió hacerlo parte de su vida.
«Yo me enamoro del flamenco es a través de mi mamá, quien por hobbie estaba practicándolo en Venezuela con la gran bailaora Tatiana Reyna.
Tatiana prácticamente me adoptó después de verme bailar y ahí nació mi pasión por el flamenco; me enamoré de este estilo de vida».
Antes de llegar a Panamá, tuvo una carrera super exitosa como bailaora en España.
«Mi pasión es difundir el arte flamenco por el mundo y en Panamá hemos dado grandes pasos».
Anita Loynaz es ejemplo de los venezolanos que llegaron a Panamá para sumar y dejar en alto el nombre de nuestro país en esta tierra de oportunidades.