La Unión Europea (UE) y Cuba firmaron hoy su primer acuerdo bilateral, de diálogo político y cooperación, con el que el bloque comunitario pone fin a la «posición común» que desde 1996 imponía una relación unilateral y restrictiva con la isla.
«Hoy reconocemos que hay cambio en Cuba y queremos acompañar este cambio, llevar la relación a un nuevo nivel», indicó la alta representante de la UE para la Política Exterior, Federica Mogherini, en la ceremonia de firma del documento, en la que también participó el canciller cubano, Bruno Rodríguez, y representantes de los 28 países de la Unión.
El acuerdo «seguramente contribuya a desarrollar más los vínculos políticos, sociales, financieros, académicos, deportivos y de cooperación», indicó Rodríguez, para quien hará además una «modesta contribución al equilibrio, entendimiento, la justicia y la paz en esta época convulsa de crecientes peligros para la especie humana».
Con la firma de este acuerdo la UE y Cuba abren una nueva etapa de relaciones y dejan atrás la política que de manera unilateral los Veintiocho aplicaban a Cuba y que era vista por La Habana como un obstáculo para normalizar los contactos.
Mogherini, que antes de firmar el tratado volvió a manifestar sus condolencias por el fallecimiento del líder cubano Fidel Castro, una «figura histórica», subrayó que este acuerdo establece «la primera relación contractual entre la UE y sus Estados y Cuba».
«Damos la vuelta a la página y hoy empezamos a escribir juntos un nuevo capítulo», indicó, y recalcó que el Consejo de la UE «ha decidido revocar la posición común de 1996 con efecto a partir de la firma».
Mogherini señaló que el acuerdo ayudará a las partes a «aprovechar plenamente el potencial de su diálogo y cooperación» y que es «el instrumento por el cual la UE puede apoyar mejor la modernización social y económica de Cuba».
Además, ayudará a «reforzar la democracia y el respeto de los derechos humanos» y dará una «plataforma común para la inversión bilateral y cooperar más estrechamente en desafíos globales como migración, lucha contra el terrorismo o el cambio climático».
Rodríguez puso de manifiesto que «con buena voluntad y reciprocidad es posible avanzar por encima de las diferencias».
«Estamos abiertos a la construcción de una nueva etapa en las relaciones sobre las bases del respeto y la reciprocidad», destacó el canciller cubano, quien también reconoció «el impulso de las compañías europeas que nos acompañaron en los momentos más difíciles».