Luego del incumplimiento de la Asamblea Nacional de dar inicio al juicio político a Nicolás Maduro por el abandono del cargo y por su nacionalidad colombiana. Conocida la cancelación de la marcha a Miraflores. Con la certeza definitiva que no habrá cambio de sistema por la vía electoral, los venezolanos entramos en frustración, rabia e indignación.
Amigo lector, se como se siente hoy porque yo siento lo mismo que usted, pero en medio de tanto desencanto y desilusión rescatemos lo que considero positivo de esta situación: La minoría representada en la MUD sabemos hoy, sin duda alguna, que ha sido «la posición útil» al régimen dictatorial. La mayoría y multicolor oposición de la que usted y yo formamos parte, somos otra cosa, nos diferencia de la llamada MUD, por las reales aspiraciones y sueños de libertad y justicia que nos impide aprobar encuentros enmascarados que tienen como estrategia, oxigenar, darle tiempo a la dictadura para que llegue al 10 de enero, cuando se cumplen los cuatro años del mandato presidencial. Luego de esa fecha, aunque Maduro deje la presidencia, se quedará en el poder un sustituto nombrado por él mismo. En otras palabras, salir del tirano para dejar intacta la tiranía.
Quienes participan y apoyan el diálogo con el régimen de Maduro, legitiman al impostor y se convierten en cómplices de un delito de lesa patria. Otros, piensan radicalmente diferente a éstos, como María Corina, Leopoldo López y Antonio Ledezma, produciéndose un cisma, una discrepancia que parió ¡por fin! la disidencia.
Junto a ellos debemos dar el paso para la conformación de un «Gran Frente por Venezuela» para encontrar soluciones a los problemas de escasez de alimentos y medicinas, de la inseguridad física y jurídica, de la inflación desbordada que nos impide acceder a lo poco que aún existe en los anaqueles. Estos problemas los vamos a solucionar, juntos, porque tenemos las mismas aspiraciones de libertad y compartimos los mismos sueños de justicia, democracia y prosperidad.
Esto no es el fin, es solo el principio del final de un régimen que no tiene otra cosa que ofrecer que fuerza bruta, violencia, corrupción, censura, pobreza… les funcionó por 18 años, pero los venezolanos ya no tenemos nada más que perder y si mucho por rescatar. Lo vamos hacer con miedo o superándolo, convirtiéndolo en una fuerza propulsora para alcanzar la Venezuela que queremos y nos merecemos.
Finalmente hago mías las palabras de Wael Ghonim, un «guerrero del teclado» activista egipcio conocido por su participación en la revolución egipcia de 2011 que provocó la renuncia del dictador militar Hosni Mubarak. «El poder de la gente es más grande que la gente en el poder»