El 14 de marzo Venezuela suspendió los vuelos a Panamá y tras la medida, 80 personas con pasajes comprados para retornar en fechas posteriores quedaron varados.
La única vía que existió por un tiempo para retornar era «impagable», adquirir un boleto Panamá – Cuba por Copa y luego Cuba – Caracas por Conviasa, cotizado en mil dólares. Tocumen también paralizó sus actividades internacionales y se cerró esta vía.
Rafael Suárez, ingeniero agroindustrial fue uno de los afectados, vino por unos días como turista a acompañar a su madre a retornar a Venezuela, él es uno de los organizadores del grupo de afectados. En contacto telefónico nos informó los esfuerzos que han hecho para organizarse, catalogar los casos, además nos advirtió que a medida que ha avanzado la cuarentena, varios venezolanos residentes en Panamá lo han contactado porque ante la crisis quieren regresar, algunos han sido desalojados de sus habitaciones al quedar sin empleo, es por eso que la lista alcanzó las 120 personas.
Entre el grupo hay pasajeros en tránsito, mujeres embarazadas, familias separadas, personas con enfermedades crónicas, y algunos que no se planificaron para estar tanto tiempo y estarían en situación de calle. 80 de ellos se quedaron con boletos comprados tanto de las aerolíneas venezolanas Turpial, Conviasa, Laser y Venezolana, así como de la panameña Copa Airlines.
La lista fue cerrada el viernes 27 de marzo y compartida con el Consulado de Venezuela en Panamá, quienes manifestaron que la aerolínea Conviasa sería la encargada del vuelo humanitario, pero aún se espera por el consenso del régimen de Maduro y el gobierno del presidente Cortizo para que se pueda dar el vuelo humanitario.
Testimonios
Hernán Rodríguez y su esposa llegaron en un vuelo de conexión el 14 de marzo, y ese mismo día suspendieron, el boleto para seguir a Venezuela era para el lunes 16 de marzo a Valencia, el caso de la esposa del Sr. Rodríguez es crítico ya que está embarazada tiene fecha de parto para el 25 de mayo y no tienen las condiciones económicas para estar en Panamá ni mucho menos para traer su hijo al mundo. «Estamos buscando por todos los medios regresar a nuestro país, nos hemos censado para rogar por un vuelo humanitario, ya no tenemos como mantenernos acá», dijo el Sr. Hernán.
Flor Losada vino a Panamá con presupuesto para estar el mes que se le permite, le pidieron desalojo en la habitación donde estaba, no tengo para mi manutención y «realmente necesito con urgencia irme a Venezuela, allá tengo mi casa y mi hija sola esperándome».
Rosa Pérez también es una de las personas cansada para el vuelo humanitario Panamá – Venezuela, ella tenía boleto para viajar el 15 de marzo, tiene 20 semanas de embarazo y ha agotado los recursos para mantenerse, mucho menos para las consultas prenatales y todos los gastos que acarrea un embarazo.
Raúl Flores se tenía que devolver el 20 de marzo, vino por unos días a asuntos de trabajo y llegando a los dos días habían tomado la medida del cierre del aeropuerto. «Compré un segundo boleto por Avianca, para continuar vía terrestre a Venezuela, pero Panamá también cerró el aeropuerto». El Sr. Flores manifestó que duerme en un colchón inflable, en formas precarias, en Venezuela es el único sostén económico para sus dos hijas, una de doce años y una de 6 años y sus padres ambos con problemas cardiovasculares.
En vista que el tiempo ha pasado, el grupo de afectados emitió un comunicado rogando la atención de las autoridades de ambos países: