Un avión que había despegado desde una carretera solitaria en las afueras de Ciudad Bolívar fue detenida por las autoridades de Aruba luego que intentara aterrizar de emergencia en el aeropuerto Reina Beatrix de la isla.
Los funcionarios fueron sorprendidos por la inusual carga: un total de 932 kilos de oro de alta pureza, casi una tonelada, empaquetados en maletas de lujo, develó Primer Informe
El avión fue abordado luego que investigadores aeronáuticos descubriera que viajaba usando las siglas estadounidenses N36754, que en realidad corresponden a un avión monomotor cuyo último vuelo fue en California hace más de 20 años, según registros del portal Flight Aware.
Según los registros de la Administración Federal de Aviación (FAA), el avión fue sacado del registro en Septiembre de 2012. Había sido adquirido por un comprador privado en Los Angeles California.
En el procedimiento fueron detenidos los tres tripulantes venezolanos de la aeronave, según informó a Primer Informe una fuente familiarizada con la operación. En la operación participaron agentes federales norteamericanos estacionados en la isla.
El cargamento tiene un valor en el mercado internacional de unos $50 millones.
Los tripulantes, que fueron interrogados, están en proceso de ser extraditados a Estados Unidos, para enfrentar acusaciones criminales.
Según la fuente, el piloto reveló las coordenadas de la “pista” desde donde despegó a poca distancia de Ciudad Bolívar (8⁰ 04’45» N 63⁰28’42» W), en realidad una carretera que conduce a la zona de explotación aurífera en el sur de Venezuela.
Los investigadores están tratando de establecer si el oro está asociado a altos dirigentes del régimen de Maduro, como los hermanos Jorge y Delsy Rodríguez, que mantienen un bunker de operaciones en la zona.
También investigan la posibilidad de que el régimen esté contrabandeando mercurio desde México en este tipo de vuelos. El mercuro es un elemento clave en la extracción de oro.
La industria del oro en Venezuela, bajo control de militares maduristas, organizaciones criminales conocidas como “pranes”, y grupos guerrilleros colombianos, se ha convertido en las últimos meses en una fuente de ingresos vital para el sostenimiento del régimen dictatorial de Nicolás Maduro, tras las duras sanciones impuestas por Estados Unidos.
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