Un grupo de partidos opositores minoritarios acordaron iniciar negociaciones con el régimen de Nicolás Maduro, en principio dejando al margen a las organizaciones partidistas que apoyan al líder opositor Juan Guaidó, quien tiene el reconocimiento de medio centenar de países, incluido Estados Unidos, como presidente encargado de Venezuela.
El acuerdo fue firmado este lunes por representantes de varias fuerzas minoritarias, algunas fundadas por ex miembros de la alianza oficialista, junto con los principales asesores de Maduro en un evento al que asistieron diplomáticos extranjeros.
El acuerdo marca la primera gran división entre los grupos opuestos a Maduro desde que Guaidó se declaró en enero presidente interino del país argumentando que el mandatario socialista fue reelecto en mayo de 2018 en comicios fraudulentos. Guaidó rápidamente fue reconocido como presidente legítimo de Venezuela por más de 50 países.
Pocos minutos después Guaidó consideró una “maniobra” del gobierno el anuncio que realizaron los partidos minoritarios de ir a una mesa de diálogo paralela y dijo a The Associated Press que “ya sabemos cuál fue la conclusión de eso”.
Guaidó recordó que en el pasado el gobierno de Maduro ha intentado diálogos con otros opositores que no llegaron a ninguna solución.
Entre los firmantes destaca el partido Avanzada Progresista del excandidato presidencial y exdirigente oficialista Henry Falcón, quien se enfrentó a Maduro en los comicios presidenciales de 2018 y declaró fraude el día de la elección, y el Movimiento al Socialismo (MAS) que formó parte por años de la alianza política del fallecido presidente Hugo Chávez y que luego derivó en un crítico severo tanto del gobierno de Maduro como de los principales partidos de oposición.
También estamparon su rúbrica el Movimiento REDES del exalcalde de Caracas y exdirigente oficialista Juan Barreto, acompañado del Movimiento Soluciones, fundado por Claudio Fermín, un exmilitante del partido opositor Acción Democrática, conocido por sus posturas conciliadoras.
Las pláticas se enfocarán en reformar el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, en el que cuatro de sus cinco directivos son vistos como cercanos al oficialismo; además de intentar encontrar una solución al punto muerto en que cayó el Legislativo tras la creación de la Asamblea Constituyente, conformado en su totalidad por partidarios del oficialismo, para rivalizar con la Asamblea Nacional controlada por la oposición. La Constituyente, amparada en una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, afín al gobierno, asumió las facultades de la Asamblea Nacional.
La firma ocurre un día después de que Guaidó dijera que daba por agotado el mecanismo de negociación promovido por Noruega que, sin embargo, se manifestó dispuesto a seguir impulsando las negociaciones.