Texto: Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano
La ola migratoria sin precedentes en América, enmarcada en dos fenómenos a gran escala: el éxodo desde Venezuela a otros países de la región (principalmente Colombia y Perú) y desde los países de Centroamérica a los Estados Unidos y México, fue el tema de conversación entre tres conocedores de estos fenómenos, que se reunieron el Hay Festival Cartagena 2019 para una charla titulada ‘Alerta Migración’.
Jacobo García (España), corresponsal de El País en México; Gustavo Gorriti (Perú), director de IDL-reporteros; y Luz Mely Reyes (Venezuela), directora de Efecto Cocuyo, conversaron con Jaime Abello Banfi, director general de la FNPI, sobre migración, un tema que siempre ha estado presente en la historia de la humanidad, pero que hoy adquiere un valor social y político acuciante, que lo ha convertido en un gran tema del periodismo.
Ellos dejaron una serie de claves para entender este fenómeno en la región y dejaron claro el aporte que debe hacer el periodismo para abordar la migración en todas sus dimensiones, y con la dignidad que merece el tópico. “El fenómeno de la migración es tan serio, grave y de tal dimensión que no podemos dejarlo en manos de la clase política, ni de los populistas demagogos que utilizan el fenómeno de la migración para poner a unos contra otros”, dijo Jacobo García, en un momento de la charla que tuvo lugar en el Teatro Adolfo Mejía, el sábado, 2 de febrero. “Desde nuestra trinchera del periodismo es más que nunca una responsabilidad no solo cubrir las informaciones sino darles un manejo ético”.
Ante la preponderancia de este fenómeno en la agenda política y mediática de la región, la FNPI y la Fundación Avina han convocado al taller ‘Investigar y contar la migración’, una actividad de cinco días para 14 periodistas de América Latina, dirigida por María Teresa Ronderos. La integrante del Consejo Rector de la FNPI compartirá con los participantes elementos, técnicas y herramientas necesarias para dominar estos dos géneros, a partir de proyectos periodísticos que aborden los flujos migratorios que diariamente incrementan sus niveles de complejidad.
El taller se llevará a cabo del 8 al 12 de abril en Cuernavaca, México, y tiene sus inscripciones abiertas hasta el 4 de marzo. ¡Postulate aquí!
A continuación te dejamos ocho claves que extrajimos de la charla realizada durante el Hay Festival, para entender mejor la ola migración en América Latina:
1. La migración ha existido siempre, pero hoy adquiere otra dimensión
Con 43 millones de trabajadores migrantes en América y 50 millones de migrantes en situación irregular en todo el mundo, el fenómeno de la migración no es nuevo y tiene diversos matices y ramificaciones en cada territorio.
Sin embargo, la masividad que ha adquirido hoy dicho fenómeno, y el nivel de dramatismo que le acompaña, lo ha tornado en objeto de aprovechamiento político “en una era en la que la política del miedo, la indignación y la inseguridad son una estrategia a la que se recurre con éxito”, como delineó la coyuntura Jaime Abello. El director de la FNPI citó los casos de Estados Unidos y países europeos como Italia y Hungría como ejemplos de regímenes que han explotado políticamente el rechazo a la inmigración a su favor y advierte que, si bien en América Latina las respuestas políticas no han sido en el mismo sentido, hay tendencias políticas que no permiten descartar del todo reacciones similares.
2. Hay dos razones fundamentales para las migraciones masivas
La migraciones masivas históricas han tenido dos orígenes comunes según Gustavo Gorriti: la pobreza y el miedo. Estas fueron las razones que llevaron a miles de irlandeses, italianos y judíos de Europa Oriental a suelo norteamericano entre los siglos XIX y XX.
La ola migratoria contemporánea de Venezuela y Centroamérica tiene unos orígenes similares, aunque se ha dado en un contexto político fundamentalmente diferente, que Gorriti describió así:
“Cuando tu propio país te mata, cuando vives en algunas de las regiones que tienen los más altos índices de homicidios del mundo, cuando los gobiernos son corruptos, inmorales y no tienen la mínima capacidad de garantizar la seguridad más elemental, o cuando en el caso de Venezuela han expoliado tanto a su propio pueblo que lo han reducido de una nación comparativamente rica a una profundamente pobre, entonces se produce esto: la fuga”.
Jacobo García lo complementó de esta forma: “la gente de Centroamérica no se está marchando; huye”. De similar forma lo describió Luz Mely Reyes, al referirse a su país de origen: “la migración en Venezuela es una migración del desespero”.
3. Las caravanas migratorias han cambiado el rostro de la migración
Lo que sucede en México y Centroamérica con las caravanas migratorias es algo que está cambiando por completo el rostro de la migración. De acuerdo con Jacobo García, el fenómeno de la migración, individual, oscuro y clandestino, se ha transformado en un fenómeno masivo. Incluso, dijo García, a partir de esto surge algo que no había existido hasta ahora: el orgullo de ser migrante. “Esa sensación de ‘estamos unidos huyendo’ es un gran mensaje político”, afirmó el periodista español.
Esta movilidad imprevista de habitantes de Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua ha dado pie a que países como México cambien sus políticas migratorias. “Primero Peña Nieto prohibió, puso verjas y cerró los portones, pero esos migrantes arrasaron con esa puerta”, dijo García, quien describió como “casi simbólico” el hecho de que nadie pudiera parar a “miles de personas queriendo huir de la miseria, de la violencia y de una posible muerte”, y que, a raíz de ello, la acción del gobierno sucesor fuera decir “para qué vamos a detener un fenómeno natural” e intentar integrar, asimilar y no criminalizar esa migración.
Al analizar estas respuestas de políticas públicas, es importante para García ver qué otras estructuras criminales se alimentan gracias a las prohibiciones: los coyotes, las mafias del tráfico de niños y mujeres, etc. “Todo esto se puede desarticular y desmontar en el momento que se abren las puertas y les das derechos a los migrantes el momento que ponen un pie en este suelo”, sostuvo García, agregando que esto también puede ayudar a acabar con la corrupción en los órganos estatales que aplican la legislación migratoria.
4. Quienes huyen de su país, más que migrantes, son refugiados
La Agencia de la ONU para los Refugiados se refiere a los migrantes de Venezuela y países Centroamericanos como ‘refugiados’. De acuerdo con Jacobo García, esta condición de refugiado “está describiendo una realidad” a la que muchas veces no se le da su verdadera magnitud.
“Refugiado es una condición que les aplicó a los judíos que huían de la Segunda Guerra Mundial, pero a lo mejor no nos parece tan bien si son hondureños o salvadoreños; o nos parecen tan exóticos los bosnios que huyen de la guerra de los Balcanes, pero si son nicaragüenses huyéndole a Ortega y se ven feos viviendo en la calle, a lo mejor no nos parece bien”, ironizó García, para luego rematar: “hay que poner todos estos fenómenos migratorios en ese contexto y en esa dimensión histórica”
5. Venezuela ha pasado de ser un país receptor a uno expulsor
“En Venezuela estábamos acostumbrados a ser un país receptor”, afirmó Luz Mely Reyes, recordando las épocas de arribo masivo de peruanos, de haitianos, de dominicanos, de chilenos huyendo de la dictadura y, sobre todo, de colombianos escapando al conflicto armado. “Donde yo vivía, en Petare, los barrios llegaban a llamarse Barrio Colombia por la cantidad de colombianos que había”, contó.
Con el estallido de la crisis económica en Venezuela se ha visto la salida no solo de nacionales, sino también de aquellos extranjeros que inmigraron a lo largo de las décadas pasadas.
6. Los migrantes venezolanos se han podido integrar a las sociedades colombianas y peruanas
Al comparar la respuesta de Perú o Colombia —en donde se estima que que para 2019 haya uno y dos millones de venezolanos respectivamente— con la respuesta que han tenido Francia, Italia o Hungría ante la llegada de cientos de miles de inmigrantes de África, el peruano Gustavo Gorriti no dudó en indicar que “lo nuestro ha sido clarísimamente mejor”. “Puede que haya condiciones como más favorables como la proximidad de lenguaje y cultura, pero la acogida, la solidaridad y la compasión ante gente que en muchos casos ha caminado desde Cúcuta hasta Tumbes, y han cruzado toda Ecuador para llegar a Perú —no solamente adultos, sino incluso niños— en términos generales ha sido muy buena”, sostuvo Gorriti.
Por su parte, Jacobo García admitió estar impresionado por la gestión migratoria de Colombia frente al arribo masivo de venezolanos. “Me parece algo casi modélico, impecable. Para Colombia no es en realidad un problema profundo o grave. Y esto me sorprende, porque en Europa es un tema permanente y un caldo de cultivo de todos los discursos populistas”. Por su parte, y en ese mismo sentido, Gorriti destacó el fracaso de candidatos en Perú que han sacado la bandera xenófoba de “Perú para los peruanos”: “Un candidato que se montó en esa plataforma fue sepultado en las urnas. Aquí un Salvini, un Orban, ni siquiera un Bolsonaro tendría mucho porvenir”.
Asimismo, Luz Mely Reyes señaló que, pese a la carga que ha supuesto para ciudades fronterizas como Cúcuta la llegada de migrantes, esta capital colombiana se ha negado a medidas extremas como levantar campos de refugiados. “Cúcuta es una ciudad que está muy afectada por la migración venezolana, pero el tratamiento inicial hasta ahora, pese al choque tan fuerte, ha sido bueno”.
Gorriti añadió que la informalidad económica que prepondera en el Perú ha permitido que se desarrolle un sistema económico muy creativo al que han podido adaptarse los venezolanos muy fácilmente.
7. Los problemas de la migración están a la orden del día
La migración masiva puede traer problemas reales, como por ejemplo, trabajadores que pierden sus empleos y echan la culpa a la llegada de inmigrantes, ocasionando brotes de xenofobia; o, en el caso de inmigrantes muy pobres, como sostiene Luz Mely Reyes, el peligro de quedar en inmersos en situaciones de violencia en su país de de destino. “Han matado a más de 80 mujeres mujeres venezolanas en distintos países”, recordó la periodista.
La delincuencia de algunos migrantes es otro de los aspectos que generan cierto escozor en el país receptor, como puntualizó Gustavo Gorriti. “La migración, como siempre, viene con carne y hueso. Entonces ha habido algunos problemas, pero, como tenemos los suficientes problemas propios, esto parece integrarse”, dice.
Por su parte, Jacobo García aseveró que, en realidad, los riesgos de la llegada de migrantes en países de Sudamérica y Norteamérica son mínimos, “pero si los elevamos a la N potencia, los alimentamos y los manipulamos, estos pueden llegar a crear una realidad que se distorsiona por completo”.
8. La migración no es el problema de fondo
Para Gustavo Gorriti una migración masiva no puede ser considerada como un problema solo en sí misma, puesto que se vincula con una serie de hechos como “gobiernos incompetentes y abismalmente corruptos, el desquiciamiento económico, la violencia criminal”.
Por ello, la lucha que debe darse es según el periodista peruano “por una democracia reales con gente que esté en capacidad de dar soluciones pragmáticas y de luchar contra la criminalidad». Si no se hace eso, advierte, «no se va a poder terminar con este fenómeno migratorio».
Jacobo García explicó a su vez que emigrar es un poderoso mensaje, que puede ser más fuerte que cualquier protesta. Y también es para él un hecho que “evidencia todas las vergüenzas y la suma de putrefacciones y miserias que se viven en estos países, y que sus gobiernos intentan negar a toda costa”. Ese es el caso de Venezuela, que Luz Mely Reyes describió a su turno de la siguiente forma:
“A la gente la están matando en Venezuela. Hay una crisis humanitaria. El desmantelamiento del sistema democrático venezolano se denunció por muchos años y solo cuando los venezolanos empezamos a ser expulsados por todo el continente y nos convertimos en un problema, fue que empezamos a ver las respuestas de otros países. Tenemos que estar atentos porque no podemos esperar a que esto se repita en otros países de Latinoamérica. Lo de Venezuela es muy fácilmente replicable».