El profesor Francisco Coello, de la Universidad Católica Andrés Bello, revela la estrategia del régimen. “El control social que ejerce sobre la población el régimen venezolano, logrará que éste se mantenga en el poder por un tiempo más, mientras las fuerzas que representan la oposición democrática no se decidan a dar el paso necesario y definitivo a una verdadera unidad”

 

 

En Venezuela se ha implantado una política de exterminio, donde el tiempo no se mide por minutos u horas, sino por perdidas de vidas humanas.  Como sociólogo, ¿cuál es su opinión al respecto?, ¿hasta cuándo una sociedad puede soportar un sufrimiento generalizado y la perdida de su calidad de vida?

Lo que estamos viendo es el resultado previsible del modelo que desde hace años se está implementando en el país.  Desde la universidad, economistas, sociólogos, profesionales especializados en diversas áreas del conocimiento, alertamos sobre lo que hoy padecemos: la violación de todas las maneras sensatas del manejo de los asuntos públicos. Este desastre no es otra cosa que sus consecuencias.  Profundizando en tu pregunta te diré que existe un manejo político de esta tragedia, ya que, este tipo de regímenes, se caracterizan por no ver ningún problema en ello, es decir, los gobiernos totalitarios ven en la situación de miseria de la población una oportunidad de control social y dominación de la población. Mientras nosotros nos preocupamos y solidarizamos con el sufrimiento de la gente, los funcionarios ven una magnífica oportunidad de control social.

 

Situaciones parecidas a la nuestra se han visto en otras latitudes y llega un momento en que las sociedades dicen ¡ya basta!, se rebelan, hay un despertar de la ciudadanía.

La población venezolana ha estado despierta desde el principio, un sector de la población estuvo siempre muy clara de lo que venía incluso antes que Chávez llegara al poder y lo expresó e intentó alertar al resto.  Desde el año 2002, los venezolanos han estado en la calle, luchando, arriesgando sus vidas, manifestando su disconformidad. Oleadas de jóvenes, estudiantes y personas de todas las edades y de todos los estratos, se fueron sumando progresivamente a las diversas formas de protesta en la medida en que avanzaba la crisis.  Hoy día, el nivel de rechazo a la actual administración excede el 85 % de la población, es decir, la mayoría de los venezolanos rechaza abiertamente las prácticas gubernamentales.  Lo que ha sucedido es que, junto a los severos errores que han cometido los sectores democráticos del país a lo largo de estos casi 20 años, nos hemos topado con una casta de gobernantes sin escrúpulos, que aplican las más brutales formas de represión y persecución política para lograr sus objetivos.

 

¿Cómo se mantiene una administración con las características que señala, que no exhibe límites morales y con un 85 % de la población en contra?

El control social que ellos ejercen logrará que se mantengan en el poder por un tiempo más, mientras las fuerzas que representan a la oposición democrática no se decidan a dar el paso necesario y definitivo a una verdadera unidad, no solo de objetivos y propósitos sino también de unidad organizativa.  En este momento los problemas organizacionales y de dirigencia que se manifiestan en la oposición son severos y mientras el paso para corregirlos no se de, difícilmente vamos a poder encontrar la ruta para salir del atolladero en el que estamos inmersos.  El ciudadano está despierto y manifestándose, veamos por ejemplo como en las últimas dos semanas los médicos, enfermeras, maestros, los ciudadanos de todos los oficios y profesiones están en la calle exigiendo, no solo mejoras salariales, sino y más importante aún,  materiales para trabajar, agua y luz para cosas tan básicas como asearse o poder preparar los alimentos. Los venezolanos protestan por la posibilidad de tener acceso al transporte, vemos incluso a los niños que con sus dolencias y tapabocas, salen junto a sus padres para manifestar por la falta de insumos, lo que acelera el deterioro físico y espiritual de ellos, y de toda la familia.  Ahora bien, dichas protestas han sido espontáneas, pero para que tengan verdadera efectividad, deben tener organización, conducción política. Dolorosamente no vemos a la dirigencia opositora acompañando a la ciudadanía en sus sentidas peticiones. Las rencillas entre los que se califican de radicales y los que se dicen moderados lo vemos como un debate absolutamente estéril porque la amenaza que tenemos frente a nosotros, junto al dolor y sufrimiento que vive la población, deberían bastar para aglutinar, unificar a todos los políticos democráticos de Venezuela.

 

Además del control social, existe también un control militar. Un régimen que para aquietar los cuarteles asciende a más 16 mil uniformados, al tiempo que mantiene presos a unos 800 -según cifras de ONG´s conocedoras de la materia- esto nos habla de un descontento en ese sector de proporciones considerables. ¿Se puede controlar el descontento no solo de civiles sino al parecer también de militares por mucho tiempo más?

Estos tipos de regímenes son poco transparentes y por eso la merma en la información sobre lo que realmente sucede dentro de la Fuerza Armada, es poco lo que transciende. Con esta administración la carencia de información ha sido más profunda. Diríamos entonces que en este momento podría pasar cualquier cosa, a tal extremo que dentro de días podría todo desplomarse como podría no pasar absolutamente nada. No queda duda que el régimen se ha ido  deteriorando, pero hay dos elemento claves: los altos funcionarios no tienen escrúpulos pero operan organizadamente y el otro elemento central es que carecemos de una oposición unificada tanto de líneas de mando y liderazgo, como desde el punto de vista organizativo, y mientras esto sea así, ellos, el régimen, tendrá ventaja.  ¿Cuánto les puede durar esa ventaja? No lo sabemos, pero esperar que la población de manera aislada, aún con todo el descontento y rabia que muestra, pueda hacer el cambio, pienso que es muy difícil. Un sector de la dirigencia democrática pareciera, intuyo, que está esperando que esto se caiga solo.  ¿Cuánto sufrimiento más hay que esperar para ocurra la unificación de que te he hablado?  En política, es muy mala conseja esperar para que los problemas se resuelvan por cuenta propia.  Nada se cae solo. Cuando alguien te dice “se cayó el muro de Berlín”, les respondo que no se cayó solo, pudo ser derrumbado porque hubo un liderazgo sólido del Papa Juan Pablo II, Ronald Reagan y Margaret Thatcher, quienes tuvieron una clara vocación de restaurar la democracia en esa parte del mundo.

 

Podríamos decir entonces que la comunidad internacional es determinante para el rescate de la democracia  en Venezuela.

La comunidad internacional tardó mucho en reaccionar sobre lo que pasaba en Venezuela, pero es extraordinario lo que está haciendo en estos momentos. También es cierto que ella tiene que sentir que dentro del país, las fuerzas democráticas están haciendo el trabajo que les corresponde.  Ellos están presionando en dos vías: aplicando sanciones a funcionarios del gobierno por una parte, y presionando a los grupos políticos para que hagan lo que deben hacer lo antes posible, por otra.

 

El ciudadano común ¿qué puede hacer para lograr que el sector político-partidista democrático se unifique en propósitos y acciones?

Reclamárselo por todas las vías. Los que estamos en el país, cada vez que entramos en contacto con ellos, cuando nos llaman para debatir ideas o escuchar opiniones, les decimos siempre que ante la tragedia que vivimos, las ambiciones personales o de grupos se deben poner de lado por la necesidad de lograr el objetivo que nos es común. Ninguna ambición – por mas legítima que sea- no podrá proyectarse mientras no tengamos un país normal.  A el ciudadano le diría además que es el momento de acercarse a todas las formas de organizaciones que tenemos y ponerse a la orden. A pesar de la destrucción que se ha llevado a cabo del país, existen gremios, universidades, organizaciones no gubernamentales y partidos políticos que, con sus errores, continúan dando una pelea admirable para restaurar la libertad en el país. No hay que aislarse ni caer en la trampa de la desesperanza que es una de las herramientas que regímenes como el que impera en el país utiliza, para neutralizar a la población.