Negociación es la palabra de moda en Venezuela a raíz de los encuentros que desde el año pasado, se vienen produciendo entre el oficialismo y un sector de la oposición.
Una negociación es un proceso para llegar acuerdos donde privan mutuas concesiones para la obtención de recíprocos beneficios. Entonces, quienes se sientan a negociar deben estar más o menos en igualdad de condiciones. Me explico: quienes hemos sido secuestrados alguna vez, ineludiblemente entramos en un proceso de negociación con nuestros captores, solo que el secuestrado, no está en igualdad de condiciones que sus secuestradores.
Estos delincuentes (secuestradores) con revólver, granada o fusil en mano te conminan a negociar. Te exigen un pago en efectivo o entrega de bienes por no quitarte la vida, dejar de golpearte y devolverte la libertad. Luego, en el momento que te sueltan acotan: » Le voy a dejar aquí, camine sin voltear y cuidadito con denunciar esto, porque se donde vive y cada paso que dan sus hijos, padres o hermanos. Si me denuncias… los quiebro».
¿Podemos llamar esto negociación? No. Privarte de libertad a punta de golpes y con un arma en la cabeza fue el medio para que el secuestrador lograra su objetivo: conseguir dinero o bienes del secuestrado para su usufructo. ¿Tiene alternativa el secuestrado? No. Lo que tiene es un interés: que no lo maten.
¿Existe diferencia entre lo que les acabo de narrar y una negociación que se adelanta en República Dominicana donde los representantes de una parte de la oposición invitada a la mesa están secuestrados? En dichos «encuentros exploratorios» hay individualidades a quienes se les ha arrebatado su identidad (pasaporte), otro tiene prohibición de salida del país; alguno representa a presos políticos y otros, viven la fantasía de salir de los secuestradores a través de una elección que se dará -si se da- el próximo año.
Mientras tanto, los secuestradores recuerdan a los secuestrados -con su sola presencia- el poder que tienen de darles o no el pasaporte, levantar la prohibición de salida del país si les provoca o sacar de la casa por cárcel o de las penitenciarias a los presos políticos si lo estiman conveniente para sus objetivos. Puede suceder también, que luego de conseguido el objetivo (tiempo y permanencia en el poder), los secuestradores no cumplan su parte del trato y «cuidadito si denuncian esto porque los quiebro, junto a los suyos».
Venezuela está secuestrada por un grupo de mafiosos que son señalados en el mundo entero como tales. Tienen el monopolio del miedo, son la dictadura abusiva que aún dialogando pone el arma sobre la mesa y apunta a cada uno de sus interlocutores.
No descarto un diálogo, lo avalo solo entre iguales, porque como dice la iglesia: «No se puede dialogar con totalitarios» y menos cuando te apuntan directamente a la sien y no honran la palabra empeñada. Son como el escorpión que pica al sapo que le ayuda a cruzar el río… porque es su naturaleza.