El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) Luis Almagro, abogó este martes por suspender a Venezuela del organismo, si no celebra “elecciones generales completas a la mayor brevedad” con observadores internacionales para que sean “libres, justas y transparentes”.
Mientras tanto, existen algunas individualidades de un sector de la oposición, quienes, junto a los ex presidentes aliados del oficialismo en Venezuela, Zapatero, Samper, Torrijos y Fernández, buscan una veta para activar, por segunda vez, un supuesto diálogo que, según afirmara el secretario Almagro, “no es que no haya dado ningún resultado, ha dado resultados extremadamente negativos”.
Ese nuevo oxígeno que se le quiere brindar a la tiranía venezolana en desmedro de la calidad de vida de quienes estamos aquí, ahora se ha movido a buscar aliados en Colombia. Así al menos se desprende de las recientes declaraciones de la Canciller de ese país y de la editorial de El Tiempo de Bogotá del 12 de marzo, en la que se puede leer: “el diálogo es y seguirá siendo el único camino civilizado para encontrar una salida de este atolladero, así, a ojos de hoy, se perciba como inútil y estéril… El Gobierno colombiano está ayudando en esta labor con tacto y diplomacia, como debe ser…”
Lo que no dicen los expresidentes ni aquellos que ahora entran en el macabro juego de implementar conversaciones con quienes han robado, amenazado, encarcelado e impulsado la violencia en nuestro país, es que luego de la fallida plática de finales del año pasado, el régimen de Maduro conculcó el derecho al voto, elevó la cifra de presos políticos, desconoció a la Asamblea Nacional y anuló sus actuaciones a través del Tribual Supremo de Justicia. Pero lo más grave e imperdonable es que profundizó la crisis humanitaria y se acrecentó la violación sistemática de los derechos humanos, el narcotráfico sigue impune y el terrorismo se sentó en Miraflores. ¿Se han dado cuenta los señores expresidentes lo que avalan? ¿Entenderán ellos las nefastas consecuencias que les puede traer en el futuro el apoyar estas violaciones y defender a sus autores intelectuales y materiales? ¿Comprenderán que son co-responsables de la tragedia de este pueblo?
A los venezolanos en el exterior que aman y sufren por el país que les pertenece, que han sido condenados a un exilio forzado pero que sueñan con volver a su tierra y que constantemente preguntan ¿qué puedo hacer desde donde me encuentro por ayudar a Venezuela? les digo que se organicen por familias, grupos de estudiantes o trabajadores y escriban a la sedes de la OEA que existen en los países donde residen, solicitándole a los representantes del organismo multilateral, la aplicación de la Carta Democrática Interamericana. Exprésenles que el llamado “diálogo” fue inventado por el régimen y sus cómplices no para solucionar la grave crisis reinante en el país, sino para sabotear la activación de tan importante instrumento del cual somos signatarios desde su creación en 2001. Llegó la hora de que los venezolanos donde quiera que nos encontremos –adentro o afuera- unamos esfuerzos para activar los mecanismos regionales por el rescate de la democracia, las libertades y los derechos humanos en Venezuela.