En las taquillas de control migratorio de Costa Rica condicionan la permanencia de turistas venezolanos hasta por ocho días, cuando en condiciones normales se puede permanecer en territorio tico hasta por tres meses
Tras días de angustia e incertidumbre, en Paso Canoas, la calma retornó a la zona donde se encuentran los puestos fronterizos entre Costa Rica y Panamá. El grupo de extranjeros, de mayoría venezolana, que permanecía en suelo tico se disipó. Algunos pudieron ingresar a la nación canalera, tras cumplir con la norma migratoria, mientras otros cambiaron su destino rumbo a la ciudad de San José con la intención de retornar a Venezuela.
Días atrás, las autoridades del Servicio Nacional de Migración de Panamá reportaron presuntas irregularidades en cuanto a la salida y entrada de venezolanos al país. Esta situación se tradujo en la retención de migrantes en el puesto fronterizo, durante varios días. En ese sentido, el director general del ente migratorio, Javier Carrillo, expresó que los extranjeros no pueden permanecer como turistas indefinidamente y que la vía es la regularización del estatus como residente.
Los anuncios y las propias acciones de las autoridades migratorias repercutieron directamente en la población de Paso Canoas, del lado costarricense. “Desde el año pasado, diariamente, llegaban entre 20 y 30 venezolanos en busca de alojamiento, también africanos y cubanos. La mayoría de los sitios de hospedaje estaban llenos, pero tras la semana de carnaval la situación cambió. Ya estos lugares están prácticamente vacíos”, comentó Javier Rojas, encargado del hotel El Descanso que se encuentra a 500 metros del puesto migratorio de Panamá.
Decenas de sitios de alojamiento están repartidos en las calles de la ciudad internacional de Paso Canoas. Son parte de la actividad económica de la zona. Generan ingresos directos a las familias propietarias de las denominadas “cabinas” que cobran entre $15 y $40 por noche. Parte de este monto es invertido en promoción, pues se le paga hasta $1 a quienes guían a los turistas a alquilar en alguno de estos sitios.
Uno de esos guías es Guillermo Rodríguez, tiene 42 años, es venezolano, estuvo algunos meses en Panamá y al no tener la posibilidad de trabajar, debido a su estatus migratorio decidió permanecer un tiempo en este lugar. Además de captar a los turistas, realiza trabajos de electricidad. Es un ingeniero mecánico que trabajó en Petróleos de Venezuela S.A (Pdvsa). Se ha desencantado de la vida como inmigrante y espera regresar en el corto plazo a Venezuela a pesar de las dificultades. “Claro que gano más fuera de mi país, pero allá trabajo por mi cuenta y consigo el dinero para subsistir. Además estoy más cerca de mi familia, que es lo que uno siempre quiere”. Rodríguez dice que en la ciudad de Maracay está lo más importante de su vida: su esposa y sus dos hijos.
Al otro lado
Mientras tanto, las autoridades de Costa Rica adoptaron nuevas medidas ante lo ocurrido. En las taquillas de control migratorio se ha comenzado a establecer un tiempo menor de estadía para los turistas con nacionalidad venezolana quienes en condiciones normales podían permanecer hasta 90 días, sin embargo en la práctica se han estampado sellos que condicionan hasta por ocho días la movilidad por territorio tico.