Foto: Cortesía, El Chigüire Bipolar.

Don Vicente Antonio Ramón de Emparan y Orbe fue designado Capitán General de Venezuela por su alteza el Rey Felipe VII. Como todos sabemos, Don Vicente era extranjero, pero ya para aquellos tiempos se veía venir que no importa donde se haya nacido, si te nombran heredero al coroto, te aferras como coleado a autobús por la parte de atrás.

La historia nos comenta que Don Vicente le echó pichón a viajes en barco de España para América más que Nicolás a Cuba. Sin embargo, se sabe que nuestro personaje de la historia fue un hombre muy culto, amante de la física y otras ciencias. Tal como Nicolás, se leyó muchos libros y libras.

Igual pasó en nuestro tiempo: el heredero fue nombrado por el Comandante Eterno y ahí mismo se sembró el hombre en su puesto.

Sin embargo, Don Vicente no dudó mucho cuando la oposición del momento empezó su cantaleta de “No te vistas, que no vas”.

El 19 de abril de 1810 era día de asueto -igualito que hoy en día- sólo que en aquella época, como de todas formas no había electricidad -igualito que hoy en día- no había que darle tantos días libres a los del gobierno.

Cuando nuestro hombre se dirigía a misa, (Emparan…Nicolás no va a misa) se le acercó un grupo de conjurados criollos que lo obligaron a desviarse hasta el cabildo. Afortunadamente en esa época no existía la Guardia Nacional Bolivariana, porque se hubiera formado la podrida. Allí adujeron estos “apátridas” que el gobierno de este señor se había constituido sin el voto criollo (una versión de fraude colonial) y que por lo tanto no le debían obediencia. Algo así como el artículo 350 de la Constitución, pero esta todavía no estaba escrita. Estaban en eso pues.

Mientras discutían que si sí o si no, se comenta que la tatarabuela de Tibisay escondía todo aquello que sirviera para estampar una firma en ninguna parte: papeles, plumas, tintas… Nada de nada. No había ni siquiera papel tualé (otra coincidencia con los tiempos actuales).

Emparan tampoco fue de los que dijo de una: “Ah bueno yo me voy” No señor. Adujo que la mayoría del pueblo lo apoyaba. Y se dirigió al balcón de la capitanía. (De ahí sale lo que es el balcón del pueblo de hoy en día). Abajo (en la planta baja, pues) estaba la gente enardecida. Con la tranquilidad de que no había colectivos ni nada de eso. En verdad, no se habían inventado las motos.

Si Emparan, en un lenguaje muy castizo (oh, si Emparan hubiera escuchado a Nicolás en términos como millones y millonas), hubiera hablado al pueblo de la multiplicación de los penes, quién sabe si no hubiese tenido que renunciar. Sin embargo, Don Vicente se paró en el balcón del pueblo y preguntó a los 4 gatos (en aquella época eran 4 gatos y ahora también) si estaban contentos con su mandato y si deseaban que siguiera gobernando, algo que jamás hará Nicolás ni en sus peores pesadillas. Allí entonces detrás de él se paró el padre Madariaga e hizo más señas que el penado 14 para que la gente dijera que: ¡nooooooo! (la historia dice que fue Madariaga, pero pa’ mí fue el tatarabuelo de Ramos Allup, que ni siquiera esperó que Emparan se montara en el barco para empezar a tirar los retratos del susodicho a la basura.

Los sucesos, vistos desde ahora, fueron muy injustos con Emparan, pues la gente no tenía que hacer cola para comprar pollo y había todas las medicinas que se habían inventado hasta el momento.

Para aquella época no se habían inventado las marchas, sino que la gente se quedaba en un solo sitio pidiendo la renuncia del sujeto. Por supuesto, tampoco había tanquetas y mucho menos existía el segundo piso de la autopista Francisco Fajardo.

Si me preguntan, hoy, como ayer, los venezolanos somos de temple (para decirlo en criollo, somos arrechos). Cuando escribo esto, está en pleno desarrollo vía satélite y para el mundo entero, la desgracia de este régimen que además de ser dictatorial, es supremamente bruto. Sabiendo que tiene los ojos del mundo encima, ¿por qué no permitir que los ciudadanos se desplacen por las ciudades de Venezuela sin atropellarlos? Allí uno diría: Estos HP hipócritas, dejan que uno marche y después hacen lo que les da la gana.

Bueno, igual hacen lo que les da la gana, pero no tendrán la tranquilidad de Emparan, que se fue donde su papito el rey, sin haber matado una mosca… Gran diferencia. ¿Dónde se van a meter con tantos crímenes cometidos? ¿Será donde su “papito” Raúl? No creo. Raulito es peor que ellos. Al mismo difunto le dieron salchichón. Ay papá, Nicolás y combo, prepárate, porque lo que te viene es candela, literalmente. La misma candela que está llevando tu apá en la quinta paila.

Cariños y hasta la próxima…