Un estudio de la Universidad de Oxford detectó la presencia en 70 países, entre ellos Venezuela y Guatemala, de tropas cibernéticas de distintas formas y tamaños, temporales o permanentes, privadas, estatales o mixtas, que buscan desinformar, suprimir información veraz o difamar a adversarios políticos.

El estudio de dos años analizó contenidos de información en internet y las redes sociales y descubrió la invasión de tropas cibernéticas, organizadas, equipadas y financiadas para tergiversar la realidad y engañar o manipular a los ciudadanos con fines políticos.

“Una democracia fuerte requiere del acceso a información de alta calidad y la habilidad de los ciudadanos de poder reunirse para debatir, discutir, deliberar, consensuar y hacer concesiones”, afirma el estudio. Y luego se pregunta si están las plataformas de redes sociales creando realmente un espacio para la deliberación pública y la democracia o magnificando contenidos que mantienen a los ciudadanos adictos, desinformados y airados.

El estudio, titulado “El Orden de Desinformación Global”, usó tres etapas para el análisis de contenidos. Primero, hicieron búsquedas de reportes y denuncias de tropas cibernéticas que estuvieran generando “fake news” o noticias falsas, manipulando información, atacando o difamando.

La información fue luego contrastada con estudios previos en cada uno de esos países y puesta en contexto mediante entrevistas y revisiones con expertos locales.

La investigación, en su tercera edición anual, encontró evidencia de tropas cibernéticas en 70 países, un incremento en comparación a los 48 encontrados en 2018 y 28 en 2017. Los clasificaron en tres grupos.

El primer grupo es considerado de “mínimo” alcance, normalmente conformado por personas o agrupaciones locales interesadas en influenciar procesos políticos, como elecciones, que cuentan con pocos recursos y tienen un plazo de operación limitado. Se restringen al ámbito nacional.

Luego encontraron cibertropas “medianas”, que cuentan con un mayor financiamiento, mayor capacidad para el uso de una variedad de plataformas y que generalmente son desplegadas durante períodos electorales, pero teniendo mayor consistencia y estrategia. Operaciones “medianas” se han registrado en Colombia, México, Honduras y Guatemala.

Asimismo, existen cibertropas de alta capacidad, que tienen enormes recursos y que cuentan con la participación de agencias gubernamentales, militares, partidos políticos y empresas privadas de tecnología y mercadeo digital.

Un sonado caso de manipulación de la opinión pública fue registrado en Inglaterra, donde la empresa Cambridge Analytica, usó datos de los usuarios de Facebook para generar contenidos que se estimaba influenciarían a los usuarios, en dependencia de las opiniones y gustos expresados en sus páginas. Este caso, se reportó despues del referéndum convocado para decidir la salida de Inglaterra de la Unión Europea, mejor conocido como Brexit.

Las cibertropas de “alta capacidad” no se limitan al ámbito nacional, sino que frecuentemente se involucran en operaciones de manipulación de la opinión pública en otros países, con el fin de promover sus intereses y afectar a sus rivales.

En Estados Unidos ha sido un tema de mucha discusión, la supuesta manipulación de información en la que supuestamente participaron cibertropas extranjeras durante las elecciones del 2016.

El estudio encontró que en “países con gobiernos autoritarios” existen tropas cibernéticas de tiempo completo que tienen el objetivo de influenciar la opinión pública mediante el uso de propaganda, la supresión de trabajos periodísticos veraces y el descrédito de los opositores. Según el informe, existen 26 países con equipos de ese tipo, entre ellos China, Vietnam y Venezuela.

Un método de fomentar su visión de la realidad es repetir su versión. Cuando un periodista independiente publica algo que contradice la “verdad oficial” y lo hace circular en las redes sociales, las cibertropas entran en acción inundando los servidores de las plataformas de redes sociales como Facebook o Twitter, denunciando el trabajo periodístico como “contenido inapropiado”, logrando, por lo menos, su supresión temporal.

“Es importante reconocer que muchos de los temas en el corazón de la propaganda cibernética, como la polarización, la desconfianza o el debilitamiento de las democracias, han existido desde mucho antes de las redes sociales y el internet mismo. Pero el uso de las tecnologías de redes sociales deberá ser un tema de atención para las democracias alrededor del mundo, al igual que los ya conocidos retos pendientes que enfrentan las sociedades democráticas”, concluyó el estudio de Oxford.