La inconstitucional, fraudulenta y no reconocida Constituyente, sesiona para aprobar una ley «contra el odio, la intolerancia y por la convivencia pacífica».  Imagino que la aprobarán, pero ciertamente no se la aplicarán a ellos mismos sino a la inmensa mayoría que disentimos del cada vez más pequeño grupo que forma parte de la dictadura, como es reconocido el régimen venezolano, por 50 gobiernos del mundo.

En el supuesto negado de que llegasen ha aplicársela, el primer señalado por delitos de odio e intolerancia sería el propio Nicolás Maduro, quien no ahorra calificativos afectuosos hacia quienes se le oponen llamándonos «arrastrados, basuras de la historia, gusanos, lacayos, apátridas, parásitos, sicarios, delincuentes y asesinos». Sin contar los recordatorios a la madre de algún diputado, entre otras menudencias como «lo que no consigamos con los votos, lo haremos con las armas…» Amor del bueno, ¿no? Nada de odio.

En el mismo tenor del uso de benévolas armas, Iris Varela, quien cree fervientemente en la convivencia pacífica, afirmó recientemente que «quien venga por las cenizas -o sea, ya nos habrán hecho polvo- tendrá que ser fusilado». Nada más que agregar del verbo de la ex ministra de los presos que ha convertido las cárceles en spa-depósitos humanos a merced de unos pranes que dominan todo el sistema.

Cuando ejercía funciones de canciller, la ahora presidente de la ilegal Constituyente, se mostró siempre muy tolerante con sus pares. En Cancún, se llevó a cabo la 47 Asamblea General de la OEA en junio de este año,  el tema central fue las  prácticas antidemocráticas del régimen de Maduro. El espectáculo de Delcy Rodríguez estuvo cargado de frases cariñosas. Al representante de Costa Rica le llamó «analfabeta político». Al peruano lo trató con mayor cortesía: «si Perú forma parte de la camada de perritos simpáticos para el imperio, Venezuela no.  Ese tipo de posiciones alienta a la oposición violenta, cobarde que se niega a participar en el proceso de la Asamblea Nacional Constituyente». Esto sin hacer mención del afecto mostrado a México y Honduras.

Ni qué decir de Diosdado Cabello que anda ofreciendo caricias con un mazo a los venezolanos y se deshace en frases elocuentes para la Organización de Estados Americanos que representa a todo un continente llamándola «institución pervertida, corrompida, desprestigiada y decadente».

Los uniformados siguen el ejemplo y las instrucciones de sus jefes y en las recientes manifestaciones (siempre atacadas con armas de fuego, donde le arrebataron la vida a más de 100 venezolanos e hirieron a miles) vimos por las redes sociales – que quieren silenciar para esconder la ventana que queda de información- cuando varios de ellos amenazaran a colegas periodistas con frases cargadas de afecto y consideración: «Se van de aquí antes de que les parta toda mierda… ¡Si los veo grabando los escoñeto!» ¡Dulces y tolerantes ellos!

Hablen claro, promotores de la ley.  Lo que buscan es un total y sumiso silencio. Pero el pensamiento jamás lo podrán callar.