La baja participación en las primarias fue la respuesta de la ciudadanía a la suspensión de las protestas. El diálogo es una sombra que le permitiría al Ejecutivo ganar tiempo en medio de la crisis

 

El clima político venezolano es borrascoso. Entre incertidumbre y desazón los ciudadanos permanecen inmersos en una crisis social que se profundiza con la inflación y unos sueldos que no permiten cubrir necesidades básicas.

La instalación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) marca un antes y después en la vida de quienes permanecen en el país. El Gobierno arreció la persecución contra la disidencia y fracturó-parcialmente- la unidad opositora, al punto que las primarias convocadas por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) registraron 6,8% de participación.

Partidos como Voluntad Popular (VP) o Primero Justicia (PJ) recibieron poco respaldo, mientras que el tradicional Acción Democrática (AD) capitalizó al menos 12 candidaturas de cara a las elecciones regionales previstas para el 15 de octubre.

El descontento con la suspensión de las actividades de calle influyó en los resultados de las internas. Luego de cuatro meses de conflicto social, masivas movilizaciones y discursos altisonantes, los adversarios de Nicolás Maduro entraron en un letargo que no es bien percibido en el colectivo. La convocatoria a comicios no satisfizo a quienes demandan cambios en el rumbo de la nación.

“Lo electoral es marginal en Venezuela”

El analista político Luis Salamanca enfatizó que el desconcierto se apoderó de la población.  Añadió que existía la “ilusión” de impulsar un nuevo modelo con el triunfo de la oposición en las presidenciales que han de celebrarse en 2018; pero el panorama cambió con la ANC.

“No sabemos si la ANC cambia las reglas de juego para emular un sistema electoral como el de Cuba e impone elecciones presidenciales de segundo grado para eliminar el voto directo y universal”.

Agregó que la MUD debió analizar a profundidad la posibilidad de acudir a los comicios de la ANC, debate que ni siquiera se dio porque la iniciativa fue rechazada de entrada por los partidos contrarios al Gobierno. “Esa era la elección más importante de los últimos tiempos, la oposición pudo alzarse con la mayoría, pero no evaluó lo suficiente”.

Aseveró que la permanente discusión del caso venezolano ante instancias internacionales denota una lucha fuera de lo convencional. “Nuestra vieja democracia, esa que establecía elecciones cada cinco años, o incluso el llamado a revocatorio no es la respuesta más importante. Lo electoral en Venezuela es marginal, fíjate el caso de las regionales, su cambio de fecha y luego retraso en el anuncio del día en que se celebrarían”, dijo.

Los retos inmediatos de la MUD

Salamanca apuntó que la MUD debe relanzar la esperanza en una sociedad que lidia con el efecto psicosocial que dejó la pausa en las protestas. Revisó la disconformidad surgida en el seno de la MUD y que amenaza con derrumbar la estructura política que le valió triunfos electorales  la oposición desde el año 2010.

Precisó que el desánimo es una amenaza para la participación en los comicios de gobernadores. “La MUD tiene que promover los sentimientos positivos y esos solo se desprenden de la victoria (…) No pueden abandonar espacios o tribunas, las elecciones son mecanismos que permiten conquistar territorios”.

El diálogo: mismas caras, accionar similar

Un nuevo intento de diálogo para facilitar la gobernabilidad de Venezuela sorprendió a la nación. Los anteriores solo sirvieron para “oxigenar al Gobierno”, según la visión de Salamanca. Este llamado tendría las mismas características de los celebrados en 2014 y 2016.

“Esta convocatoria se da en un ambiente electoral como pasó en 2016 cuando la oposición intentaba activar el revocatorio, este año están por celebrarse las regionales aunque yo no creo que ocurran. El Gobierno manipula y saca provecho en sembrar la desconfianza en la oposición. El diálogo es un proceso manido y viciado”, concluyó el también docente universitario.

El Gobierno carece de reconocimiento internacional y la carta de las deliberaciones con la oposición pareciera ser siempre la opción para ganar tiempo y distraer a la ciudadanía. ¿Resultará esta vez?