Foto: Cortesía.

Nos encontramos con un zapato parlanchín en plena Plaza Alfredo Sadel, (Las Mercedes, Caracas). Siendo una cosa tan rara, me permití echar una conversadita con él, para sacarle lo que piensa (porque además de hablar, también piensa).

Señor Zapato, ¿nos puede dar su nombre?

¡Claro! Debo adelantarle que mis padres eran un par de zapatos viejos y maracuchos. Por eso me pusieron Tenis… pero como mi papá es apellido Goma, todo el mundo me dice Tenis o me llama por mi apellido.

Gracias por aclarar señor Zapato. Lo veo como muy cansado…

Dirá usted destartalado. Y menos mal que me entrevista, yo tengo muchas cosas que declarar… Lo que han cometido conmigo y con mi familia es un desastre. Aquí, cada vez que alguien se arrecha, lo ponen a uno a pasar trabajo. Tengo ya un pocotón de años yendo de un lado a otro y que a protestar. He llevado pisotones, raspones y pare usted de contar. Hoy, por ejemplo, vengo desde Petare llevando leña, para que luego mi dueño vocifere y grite consignas, y después tener que devolverme desde Las Mercedes hasta Petare de nuevo.

Debe ser muy duro…

¿Duro? No joda… ¡Ahorita está suave! El año pasado mi dueño vivía en el Edo. Yaracuy, y no se le ocurrió otra cosa que imitar a los indios que venían de Amazonas y arrancarse a pie para Caracas. Llegué vuelto una chancleta… ¿Y para qué? No había terminado de coger aire, cuando a algún &^*%@# de madre en la tarima se le ocurrió decir que se devolvieran a sus casas. ¡Me provocó darle un zapatazo!

Sí, fue terrible. Dígame esos pobres indios que usted menciona, que venían de Amazonas…

A eso quería llegar. Al menos ellos venían descalzos. Son más considerados con uno.

Bueno, viéndolo desde ese lado…

Le digo, amiga Nelly, yo tengo larga experiencia en esto. Nosotros, el sindicato de zapatos, estamos muy molestos. Creo que la gente de la oposición piensa con los pies. Nos tienen de cabo a rabo. Hoy para Las Mercedes, mañana para la autopista, pasado mañana para Chacaíto… ¿Y luego, qué? A devolverse. ¿Por qué no inventan una vaina en tacones? ¡Una rumba en La Esmeralda, por ejemplo!

Perdone, señor Zapato, pero eso no tumba gobierno.

Ah sí, pero la caminadera pa’ allá y pa’ acá, sí. La gente también se echa sus palos, y habla mal del gobierno. Pero los tacones no sufren como nosotros, porque están en aire acondicionado y sentaditos en una mesa .

Bueno, se respeta su punto de vista.

Créame, señora Nelly,  yo me conozco a toda esta gente, como la planta del pie. Lo ponen a uno a caminar, después a que se devuelva. En eso llevamos años… Ya yo tengo la lengüeta afuera. ¿Para qué? Para que después ellos saquen sus zapatos de suela, y se sienten muy cómodos a dialogar.

Bueno, señor Zapato, acuérdese de que eso fue un acuerdo internacional.

¡Ni me lo recuerde! ¡Sí! El muérgano del Zapatero ¡Ni me lo nombre! Aunque debo confesarle, que sus viajes a Venezuela nos dieron un buen descanso a todos los zapatos de mi familia. Esas semanas en las que estuvo por aquí nos sirvieron para aflojarnos un poco las trenzas…

Bueno, señor Zapato, y usted, que ha sido testigo de tanta marcha de un lado para el otro, ¿cómo cree usted que terminará esto?

Mire, señora Nelly,  aquí de ambos lados hay sus piedritas en el zapato. Lo mismo en el gobierno que en la oposición. Lo que pasa es que no quiero mencionar nombres, para no meter la pata. Pero sí le digo algo, y no es sólo por mi satisfacción personal y la de mi familia, pero con esa caminadera no llegamos a ninguna parte.

Caramba, señor Zapato, usted no nos da ninguna solución.

Ah sí, ¿yo? No mija… Vaya a preguntarle al Papa que anda en sandalias. Además, no quiero hablar muy duro. Al fin y al cabo, debo agradecerle a Maduro que mi dueño ha rebajado de peso. Y me voy. No sé si hoy me toca marchar o hacer cola para el papel tualé….

Y así nos despedimos del señor Zapato Tenis… mejor conocido como Zapato ‘e goma…

Cariños y hasta la próxima.