El papa Francisco saluda a los fieles desde su estudio./ AP.

Prensa el Vaticano, corresponsal

El Papa Francisco defendió a los inmigrantes, atacó a los nacionalistas y dijo que el racismo, la xenofobia y la corrupción son las peores vergüenzas para la política El Papa denunció este martes el auge de los nacionalismos y de una política que culpa a los inmigrantes como culpables de todos lo males “y priva a los pobres de la esperanza”, en el mensaje “La buena política está al servicio de la paz” en celebración del Día Mundial de la Paz, el próximo 1° de enero 2019. El texto fue como de costumbre adelantado por el Vaticano.

Francisco atacó el “clima de desconfianza” hacia los extranjeros “que echan sus raíces en el miedo al otro o al extraño y en la ansiedad de perder beneficios personales, que dijo son propagados en parte por los discursos nacionalistas “que ponen en cuestión la fraternidad que tanto necesita nuestro mundo globalizado”.

También citó al racismo, la xenofobia y la corrupción como las tres peores “vergüenzas para la política que ponen en peligro la paz social”.Jorge Bergoglio, que aludirá al mensaje en la misa de Año Nuevo, agregó que el terror ejercido sobre las personas más vulnerables”, está causando “el exilio de poblaciones enteras en busca de una tierra de paz”.

La paz “se basa en el respeto de cada persona, independientemente de su historia, en el respeto del derecho y del bien común, de la creación que nos ha sido confiada y de la riqueza moral trasmitida por las generaciones pasadas”.

El Papa, que dedicó el centro de su discurso a analizar la situación de los migrantes y los vicios de la política, añadió al racismo, la corrupción y la xenofobia, “la negación del derecho, el incumplimiento de las normas comunitarias, el rechazo al cuidado de la Tierra y la explotación de los recursos naturales para un beneficio inmediato”.

“Sabemos bien que la búsqueda de poder a cualquier precio lleva al abuso y la injusticia”, destacó Francisco. “La política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad, puede convertirse en instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción”.

En otra severa crítica el Pontífice señaló que “cuando el ejercicio del poder político apunta a proteger lo intereses de ciertos individuos privilegiados, el futuro está en peligro” y los jóvenes desconfían porque “se ven condenados a quedar al margen de la sociedad, sin la posibilidad de participar en un proyecto para el futuro”.

La buena política en cambio, está al servicio de la paz “y es aquella que respeta y promueve los derechos fundamentales de todos, creando entre las generaciones un vínculo de confianza y gratitud”.

Jorge Bergoglio recordó el centenario del fin de la Primera Guerra Mundial y los millones de jóvenes caídos en aquellos combates y las poblaciones devastadas. “Conocemos mejor que nunca la terrible enseñanza de las guerras fratricidas, es decir que la paz jamás puede reducirse al equilibrio de fuerzas y al miedo”.

Calificó de “contrarios a la moral” la “proliferación incontrolada de las armas”, así como “el incremento de la intimidación”.

El Papa argentino denunció que en el mundo de hoy “uno de cada seis niños sufre a causa de la violencia de la guerra y de sus consecuencias e incluso es reclutado para convertirse en soldado o rehén de los grupos armados”.

La paz “es fruto de un gran proyecto político fundado en la responsabilidad recíproca y interdependencia de los seres humanos”, que es también “un desafío que exige ser acogido día tras días en una conversión del corazón y el alma”.

Bergoglio concluyó su mensaje afirmando que “es necesario alcanzar la paz con uno mismo, rechazando la intransigencia, la ira y la impaciencia”.  “La paz con el otro: el familiar, el amigo, el extranjero, el pobre y el que sufre”.