El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, trasladó el lunes la sede del gobierno a la ciudad portuaria de Guayaquil y acusó a su antecesor, Rafael Correa, y al presidente en disputa de Venezuela, Nicolás Maduro, de un intento de golpe de Estado tras anunciarse la semana pasada un alza a los precios de los combustibles.

Moreno habló por la cadena nacional de radio y televisión, y explicó que el traslado de la sede del gobierno desde Quito a Guayaquil se cumplió de acuerdo con las atribuciones constitucionales.

“Los saqueos, el vandalismo y la violencia demuestran que aquí hay una intención política organizada para desestabilizar el gobierno y romper el orden constituido”, y señaló que no es coincidencia que Correa y otros altos funcionarios de ese gobierno (2007-2017) se hayan reunido en Venezuela en las últimas semanas.

“El sátrapa de Maduro ha activado junto con Correa su plan de desestabilización (…) ellos son quienes están detrás de este intento de golpe de Estado y están usando (…) e instrumentalizando algunos sectores indígenas”, dijo el presidente ecuatoriano.

Añadió que no dará marcha atrás en su decisión de subir los combustibles porque “lo correcto no tiene matices”.

Desde Venezuela, el presidente interino, Juan Guaidó, alabó en un mensaje de Twitter las acciones de Moreno, denunció a los aliados de Maduro y expresó su solidaridad con Ecuador.

El anuncio de Moreno tuvo lugar después de una jornada plagada de bloqueos en carreteras y ciudades de algunas provincias, en medio de choques entre manifestantes y la policía. Las primeras protestas la semana pasada fueron de los transportistas, pero los indígenas se sumaron el fin de semana.

El lunes se registraron incidentes de violencia: algunos manifestantes esquivaron barricadas policiales y militares en las afueras de Quito, e incluso se apoderaron de una tanqueta policial, la incendiaron y la lanzaron por una pendiente, mientras que en otros lugares atacaron sin motivo propiedad y vehículos particulares.