Incontables líneas se han escrito acerca de lo nociva que ha sido la revolución chavista para Venezuela. Más allá de lo obvio, para aquellos que estamos fuera del país trabajando en el resto del mundo, hay una realidad claramente palpable: el mundo sigue avanzando a un paso cada vez más acelerado, mientras Venezuela retrocede, haciendo que cada día que pasa, la brecha entre nosotros y el mundo sea cada vez mayor.

El retroceso que ha significado el chavismo es evidente. En Venezuela la gente está iluminando sus noches con velas, cuidando sus enfermos con tés de hierbas, ventilándose con cartones, comiendo de la basura y transportándose en camiones de ganado. Todo mientras en el mundo hay un debate abierto acerca del impacto de la tecnología en la economía y las sociedades.

Las impresoras 3D, los autos eléctricos, las aplicaciones móviles, la inmediatez de la información, la conquista de Marte, la inteligencia artificial, son apenas algunos ejemplos de nuevos campos de acción tecnológicos que acaparan la atención del mundo, y que evolucionan a un ritmo abrumador, demandando incluso una acelerada reacción de un marco legal inexistente en muchos casos, mientras en Venezuela la gente tiene sus baños llenos de baldes con agua para poder bañarse.

Uber revoluciona el transporte público mientras en Venezuela no hay repuestos para autos, Apple Pay conquista Asia a la par que en Venezuela se paralizan transacciones por falta de efectivo, y mientras el mundo se avoca a buscar soluciones energéticas que salven al planeta en Venezuela seguimos apostando a chupar la tierra para vender el combustible que lo destruye.

Estamos a merced del mundo, y lo estaremos cada vez más mientras el chavismo se aferre al poder. La tecnología ha evolucionado en los últimos cinco años más que en los primeros treinta años de revolución castrista. Si Cuba hoy parece una isla detenida en el tiempo, Venezuela parece una comarca del siglo XVIII, y de seguir así pronto estaremos en la época precolombina.

El mundo no espera por Venezuela. Venezuela no puede esperar por el despertar de los adormecidos en el mal socialismo. La calidad de vida y el progreso están del otro lado de la caída del régimen.

Antonio Rivas

@AntonioERivasR

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