La ciudad de Houston y alrededores se prepara para más lluvia e inundaciones este lunes sin esperanzas de que la histórica tormenta tropical Harvey, prácticamente estacionada sobre el sur de Texas, se vaya a otro lado.

Los meteorólogos predicen que la tormenta, que llegó el viernes como huracán categoría 4 el viernes por la noche, podría descargar en los próximos cinco días entre 40 y 50 centímetros adicionales a los 25 centímetros que ya han visto muchos lugares.

El Servicio Meteorológico Nacional dijo que el centro de la tormenta se mueve lentamente hacia el sureste del estado siguiendo una ruta que la llevará de regreso al Golfo de México más tarde este lunes, donde probablemente se fortalecerá nuevamente antes de entrar a tierra el martes y enfilarse hacia Houston.

Para empeorar las cosas en esa ciudad, la cuarta más grande de Estados Unidos, las autoridades empezaron a liberar aún más agua de los embalses sobrecargados por Harvey en un afán de proteger el centro de Houston, aunque esa medida podría empeorar inundaciones ya devastadoras en torno a miles de hogares.

Cada autopista importante de entrada o salida en Houston se ha convertido en un río y los dos aeropuertos de la ciudad — el George Bush International y el Hobby— han sido cerrados.

Y con la apertura el domingo por la tarde del Centro de Convenciones como refugio para los desplazados por la tormenta y los rescates con helicóptero de cientos de personas atrapadas en los techos de sus casas, los recuerdos apocalípticos del desastre humanitario en Nueva Orleans por el huracán Katrina de 2005 volvieron a la memoria de los estadounidenses.

 

“Es imposible no ser sobrecogido” por la situación, señaló la corresponsal de la Voz de América, Celia Mendoza, desde Houston. Ella y otros reporteros que tratan de describir la tragedia terminaron necesitando ayuda y ser rescatados al aumentar la inundación.

El alcalde la ciudad, Sylvester Turner, se ha visto cuestionado por no haber ordenado una evacuación masiva de la ciudad antes de que la tormenta llegara. Pero Turner defendió su posición de no evacuar aduciendo los problemas logísticos que una evacuación a gran escala hubieran representado. En una entrevista dijo que cualquier intento de evacuar a millones de personas con tan poco anticipación habría sido “disparatada”.

Mientras tanto, el descargue de los embalses, la operación de ingeniería estratégica, que según las autoridades estaba prevista para las dos de la madrugada CDT, se inició unos 90 minutos antes en un caso y un día antes en otro.

El Cuerpo de Ingenieros del Ejército comenzó las liberaciones el lunes por la mañana, antes de lo previsto, ante un aumento drástico del nivel de agua en unas pocas horas, indicó un portavoz del cuerpo. Los planes se adelantaron para evitar inundaciones en más hogares por el agua de los embalses, explicó el vocero Jay Townsend. Los niveles del agua subían a un ritmo de más de 15 centímetros (seis pulgadas) por hora en ambos depósitos, añadió.

Mientras tanto, las autoridades en el condado de Fort Bend, en los suburbios suroccidentales de Houston, ordenaron el domingo por la noche una evacuación general en los distritos cercanos a los diques del río Brazos. Las autoridades del condado se preparaban para una situación de desbordamiento grave en el río para el domingo por la noche.

El Servicio Nacional de Meteorología señaló que el agua podría alcanzar unos 18 metros (59 pies), un metro (tres pies) por encima del récord de 2016, explicó en una conferencia de prensa el juez del condado Robert Herbert, señalando que era un nivel no visto en 800 años. Esa cantidad de agua sobrepasaría los diques y podría hacer que colapsaran, advirtió el juez.

Los helicópteros aterrizaban junto a autopistas inundadas, los botes hinchables recorrían barrios anegados y vehículos preparados para terreno inundado recorrían intersecciones encharcadas. Algunas personas se arreglaron con canoas o piraguas o nadaron.

Equipos de voluntarios se sumaron al personal de emergencias para sacar a gente de su casa o de áreas inundadas, tantas que las autoridades tenían problemas para identificar las zonas más afectadas. Instaron a la gente a salir a los tejados de sus casas para no quedarse atrapada en los áticos, y a ondear sábanas o toallas para llamar la atención sobre su ubicación.

A juzgar por las declaraciones federales de desastre, la tormenta había afectado por el momento a aproximadamente un cuarto de la población de Texas, o 6,8 millones de personas en 18 condados. Al menos dos muertes se atribuyeron a Harvey.

“La amplitud e intensidad de estas precipitaciones va más allá de nada experimentado antes”, indicó en un comunicado el Servicio Meteorológico Nacional.