El presidente de Argentina, Alberto Fernández, alzó este jueves la voz durante la IX Cumbre de las Américas para reprochar al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua del evento, una polémica que el mandatario estadounidense trató de minimizar.

«El silencio de los ausentes nos interpela. Para que esto no vuelva a suceder, quisiera dejar sentado para el futuro que el hecho de ser país anfitrión no otorga la capacidad de imponer el derecho de admisión», expresó el argentino durante la primera sesión plenaria de la cumbre, ante decenas de mandatarios de la región.

EN CONTRA DE LAS EXCLUSIONES

La IX Cumbre de las Américas, que arrancó el lunes en Los Ángeles (EE.UU) con el objetivo de sellar un pacto migratorio regional, está marcada por la decisión del país anfitrión de no invitar a Cuba, Venezuela y Nicaragua, al no considerarlos democráticos.

Como protesta, los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador; el de Bolivia, Luis Arce; y la de Honduras, Xiomara Castro; cancelaron su participación, mientras otros como Fernández o el primer ministro de Belice, John Briceño, decidieron llevar su queja a la plenaria.

En contraste a la decisión de Biden, Fernández invitó al mandatario estadounidense a la próxima reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), organismo cuya presidencia rotatoria ostenta Argentina y del que son miembros Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Además, cargó contra la Organización de los Estados Americanos (OEA), que definió como un «gendarme» que «facilitó un golpe de Estado en Bolivia», y abogó por una «reestructuración» de su dirección que saque «de inmediato» a su secretario general, Luis Almagro, presente en la sala.

A pesar de las quejas, el presidente argentino dijo haber acudido a la cumbre con la intención de «construir puentes», y tras su discurso se acercó a Biden para estrecharle la mano.

Minutos antes, intervino el primer ministro de Belice, John Briceño, quien calificó de «incomprensible e imperdonable» las exclusiones de Cuba y de Venezuela, países de los que dijo haber recibido ayuda en el ámbito sanitario y energético.

Además, se dirigió a Biden, situado a unos pocos metros junto a la vicepresidenta, Kamala Harris, para pedirle que levante el embargo a Cuba, una política que calificó de «afrenta contra la humanidad».

QUITA HIERRO AL ASUNTO

Los reproches no inmutaron a Biden, que concluyó la sesión quitando hierro al asunto y destacando la unidad de los países americanos.

«A pesar de algunos desacuerdos sobre la participación (en la Cumbre), en los temas sustantivos, lo que he escuchado es unidad», dijo Biden, quien pidió centrarse «en lo que está en juego» en el continente, para poder «resolver algunos problemas serios».

Antes de la plenaria, el presidente estadounidense había sido preguntado por los periodistas si le preocupa el boicot de algunos países, liderado por López Obrador, a lo que Biden respondió con un tajante «no».

Durante la sesión también hablaron el presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, quien en un claro guiño hacia Washington encomió las democracias, y el panameño Laurentino Cortizo, quien centró su discurso en la inmigración irregular.

Al ser preguntado por las exclusiones a la salida del cónclave, el flamante presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, evitó mojarse y dijo que entre todos se debería ayudar a los ciudadanos de esos países a «lograr la democracia».

La Cumbre de las Américas, iniciada en 1994 por Estados Unidos con un encuentro en Miami, no incluyó a Cuba en sus primeras ediciones, pero la isla sí participó en las últimas dos citas, la de Panamá en 2015 y la de Perú en 2018.

Esa última cumbre estuvo marcada por la decisión de Perú de no invitar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, pero la de Los Ángeles es la primera vez que se excluye a tres países de la cita, cuya ambición es la integración regional.