Foto: Cortesía

Hola, niño Jesús. Te escribo desde el Ipad de mi hermana (la que se casó con un enchufao, ¿recuerdas?) Antes de pedirte nada, te comento que el tipo come de lo que pica el pollo y no nos ha tirado ni eso… Todo pa’ él y nada pa’ la familia… En medio de todo me alegro, porque mi papá se fue de jalabola con el tipo, desde que supo que era cuñado del primo de Diosdado porque pensó que nos iba a poner en la buena a todos. En fin; ese es otro cuento.

El hecho es que te escribo desde el Ipad de mi hermana que es la única que tiene de todo en su casa. Cuando nos queremos echá champú, hay que ir pa’ su casa. Cuando queremos echarnos jabón, hay que ir pa’ su casa. Tú me preguntarás, ¿por qué no nos mudamos con ella y así tenemos todo a la mano? Eso estamos tratando. Mi papá anda pegao en los viajecitos para República Dominicana con un tal Borges y cada vez que ve a Jorge Rodríguez, le pela los dientes… pero aún nada. Tu segunda pregunta debe ser: ¿Y entonces, cómo quedaron? Y yo te contesto: Quedamos arrechos, mamando y locos. Aquí todo el mundo opina de lo que se debe hacer, pero nadie hace nada.

Ok. No te quiero presionar pidiéndote mucho y poniéndote problemas. Solo te digo: por ahí dijo Nicolás que pronto vamos a ser una potencia y que vamos a tener una nueva moneda que se va a llama El Petro ¡Ojalá! Claro, pienso que antes deberían ponernos agua y luz y, aunque sea, importar algo de papel tualé, porque potencia sin limpiarse no camina.

Yo no sabía por qué –me acabo de enterar-, pero mi papá se iba todos los días al Burger King de la esquina y era pa traerse servilletas que sirven para todo. Pero te imaginarás que entre la caminata pal Burger King pa buscar papel y la caminata pa’ que mi hermana pa’ bañarse, todos hemos rebajado como 10 kilos cada uno. Tú me preguntarás ¿Y por qué no van en carro? Y yo te contesto: Porque tampoco hay gasolina… Y ya deja la preguntadera.  Me dijeron que te hiciera una carta con lo que deseo que me pongas debajo del arbolito. Bueno: arbolito tampoco hay.

Lo que te voy a pedir es que nos perdones si hicimos algo tan malo. Yo no me he portado tan mal como para no tener ya ni primos ni vecinos con quien jugar. Todos se han ido. Los pocos que quedan, ni se asoman por miedo a que los atraquen. Lo único que queda de aquellos tiempos -según cuentan mi papás- es la Cruz del Ávila, que si la vaina sigue así, la tendremos que iluminar con velitas.

Bueno… me despido, chamo. Acuérdate de nosotros. Si puedes tráete unos desodorantes y jabones que Nicolás te los va a pagar con Petros y si están muy caros por allá arriba, tráete aunque sea un barrilito de petróleo a ver si tenemos gasolina pa’ diciembre. Por cierto, ¿ya te sacaste el carnet de la patria? Si no, no vas a poder entrar…

Firma,

Yo

(Disculpa. Aquí no se firma nada que critique al gobierno. Porsia)

P.D.: Esta carta va escrita en papel de lija, no te la vayas a pasar por el mismo sitio como lo hiciste al año pasado con la que te escribí.

Cariños y hasta la próxima…