El lazo de color rosa representa la lucha que, desde 1985, las Instituciones públicas y privadas de muchos países, protagonizan, a través de eventos y actividades dirigidos a la población femenina, con el fin de suministrar información, asesoramiento y crear conciencia sobre el cáncer de seno. Se escogió el mes de octubre para realizar esta noble campaña.

La buena noticia este año, según lo publicado el 3 de octubre en la revista Journal for Clinicians y Breast Cáncer, una nueva investigación encontró que la cantidad de mujeres estadounidenses que perdieron la vida por el cáncer de mama se ha reducido de manera marcada en los últimos 25 años, y que en ese tiempo se han salvado más de 322 mil vidas. En general, los avances en la atención han llevado a un descenso del 39 % en las muertes por cáncer de mama entre 1989 y 2015, según la nueva investigación de la Sociedad Americana Contra El Cáncer (American Cancer Society, ACS). «La detección temprana y unos mejores tratamientos por fin comienzan a dar frutos en unos mejores resultados», afirmó la Dra. Stephanie Bernik, jefa de oncología quirúrgica en el Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York.

Algunos comentarios al respecto: según los expertos el cáncer de seno no discrimina edades, razas, ni condiciones sociales por lo tanto, ninguna mujer está libre de peligro. En el transcurso de la vida, una de cada ocho mujeres se le diagnosticará este tipo de cáncer.

Los factores de riesgo a tomar en cuenta: 1. Edad y sexo: este aumenta a medida de que la mujer envejece. La mayoría de los casos se consiguen en mujeres de más de 50 años de edad. Es oportuno señalar que los hombres también pueden padecerlo pero tienen 100 veces menos probabilidades de sufrir de este tipo de cáncer. 2. Antecedentes familiares de dicho cáncer u otros. 3. Defectos en los genes BRCA1 y BRCA2, que le proporcionará un 80% de posibilidades de padecerlo. 4. Menstruación desde antes de los 12 años o en la menopausia tardía (después de los 55 años). 5. Nuliparidad o primer hijo después de los 30 años. 6. Tratamiento prolongado o sin control de terapia hormonal sustitutiva. 7. Obesidad, porque según los expertos, las mujeres obesas producen más estrógenos la cual estimularía su aparición. 8. Bebidas alcohólicas en exceso. 9. Vida de permanente estrés. 10. Radioterapia recibida por algún cáncer en el área del tórax en especial si se administró durante el desarrollo de las mamas.

Actualmente no existen evidencias serias que vinculen a los implantes mamarios, el uso de antitranspirantes, el uso de sostenes con varilla y los pesticidas como factores de riesgo.

En la fase inicial, el cáncer, por lo regular, no tiene síntomas, razón por la cual la autoexploración mensual recomendada como los exámenes indicados por los médicos, son muy importantes. A medida de que el cáncer crece, los síntomas pueden incluir tumores mamarios o tumoraciones en las axilas que son duras, con bordes irregulares y generalmente no duelen y cambios en el tamaño, forma o textura de las mamas o el pezón, como también enrojecimiento, agujeros o fruncimiento que luce como la corteza de la naranja o presentar secreción sanguinolenta o vinosa a través del pezón.

Los recursos técnicos actualmente para su evaluación y diagnóstico son: en primera instancia, la mamografía (que debe realizarse a los 35 años de edad si hay algún antecedente familiar o si no, a los 40 años y posteriormente de acuerdo a la recomendación del especialista). La ecografía, que ayuda a precisar si la tumoración es sólida o está llena de líquido y sirve además para la toma de una biopsia por aspiración. Y para precisar mayores detalles, se cuenta con la tomografía computarizada, resonancia magnética, tomografía por emisión de positrones (TEP) y biopsia de ganglio linfático centinela.