Composición cortesía El Nacional.

La respuesta a esto está en todos nosotros, pero sobre todo en el liderazgo. Si hacemos las cosas bien, los resultados serán excelentes. Si no…  

Ingeniero Eduardo Araque

Ex trabajador petrolero

araquecaceres@gmail.com

Sin entrar demasiado a lo que fue la historia del petróleo en el planeta, me quiero referir a un cambio trascendental que ocurrió ya durante el siglo XXI, y que transformó totalmente la geopolítica del negocio petrolero. Me refiero a la explotación de crudo y gas mediante la técnica del fracking.

Este cambio colocó de nuevo a los EE.UU. en el primer puesto entre los productores de petróleo, y a volver a ser prácticamente autosuficiente en sus necesidades de consumo.

Para el mundo esto pasó un tanto desapercibido simplemente porque los costos de esta nueva forma de producción eran bastante elevados, y por tanto no reventó el mercado, sino que mantuvo el precio a niveles aceptables para productores y consumidores.

Pero de forma un tanto silenciosa los EE.UU. quebraron el chantaje permanente que sobre su economía ejercían los países productores de petróleo agrupados en la OPEP mas Rusia. De allí en adelante se acabó el uso de este recurso como un arma política en el enfrentamiento ancestral Norte- Sur y Este-Oeste.

Venezuela inexplicablemente se alineó con los antiguos chantajistas, y de la forma mas estúpida renunció a su privilegiada posición de suplidor seguro de EE.UU. que había mantenido por mas de medio siglo. En vez de aprovechar su posición pacifica y ajena a los problemas del convulsionado Medio Oriente, se involucró en una lucha que no era suya y de paso se peleó con sus amigos de siempre con quienes había desarrollado una magnifica relación ganar-ganar.

Este fue uno de los legados mas perversos con que nos obsequió el inefable comandante eterno.

Solo como ejercicio mental, imaginémonos que se hubiera desarrollado la Faja del Orinoco hasta los 9 mm de barriles que contemplaba el plan Guisti. Que sería hoy de nuestro país. Posiblemente se hubiera convertido en una nación del Primer Mundo. Con toda seguridad jamás se hubiera involucrado con iraníes,  Saddam Hussein, con los conflictos religiosos del medio oriente, etc.  Para los que piensen que eso es ilusorio, simplemente vean a Noruega que antes del boom petrolero del mar del Norte era un país de economía casi agrícola. Observen como usó su petróleo para convertirse en uno de los países mas ricos y desarrollados del mundo.  Algo parecido sucedió con Qatar y los emiratos del golfo pérsico.

Entonces comparemos aquello con la porquería en que la mal llamada “Revolución Bonita” convirtió a la Industria Petrolera venezolana y en general al país que lucía como el de mayor proyección en la América Latina. Podría ponerme a dar números, estadísticas estudios, proyecciones y otros. Pero ya todos conocemos la verdad. La realidad es lapidaria. El fracaso es rotundo. Allá los ciegos y los que se tapan los ojos con segundas intenciones para tratar de ocultarlo.

Pero la buena noticia es que la situación se puede revertir si, y solamente si recuperamos nuestra condición de suplidor seguro con los EE.UU. quienes, aunque ya han resuelto su problema energético, considerarían seriamente incluir al petróleo venezolano dentro de su planificación a largo plazo. También con Europa y Japón que siguen de rehenes de los elucubraciones rusas y de los Caudillos del Medio Oriente. Para ello es imperativo renunciar primero, a los liderazgos mesiánicos y a las pretensiones de hegemonía regional y mundial que tanto han obnubilado a nuestros gobernantes.

Llegó el momento de reaccionar. De identificar los errores cometidos para no volver a cometerlos. De considerar al petróleo como un negocio y no como un arma. A continuación, paso a citar los errores que considero principales:

-La industria fue manejada con prioridades geopolíticas totalmente ajenas a los intereses del Estado y pueblo venezolano.

-La industria fue administrada sin ningún criterio comercial y gerencial donde se priorizaron las necesidades de otros sobre las nuestras.

-Se puso particular empeño en pelearse y agredir a nuestro principal cliente. El único que pagaba bien y al día. En cambio, se regaló nuestra riqueza a Cuba y otros maulas. Algún día saldrá a la luz la magnitud del desastre y del despojo que nos hicieron estos chulos. Hasta ahora solo se conoce la punta del iceberg.

-Se expropió a empresas transnacionales y conocedoras del negocio con lo consecuencia de disminuir la producción a niveles de comienzo del siglo XX y ahuyentar a cualquier posible inversionista.

-Se acabó con la participación de empresas nacionales como subcontratistas de la industria para favorecer a “aliados políticos”. Vimos con asombro como se buscaban empresas cubanas y de otros países que no tenían ninguna tradición petrolera para asesorar y hasta dirigir al negocio Petrolero. Mientras tanto despidieron a miles de profesionales de alta calidad que inmediatamente fueron contratados en todos los rincones del mundo.

Ahora lo importante es corregir de raíz lo antes expuesto. Por supuesto hay algunos tópicos en los cuales no será tan fácil. Habrá en muchos casos que empezar de cero. Es como si sueltas un elefante en una cristalería. Algo se salvará, pero pretender que a la semana se arreglará, y todo volverá a ser como antes, es por lo menos ingenuo. Además, sería tremendamente injusto reclamarle a los encargados de hacerlo, el no lograrlo a corto plazo y sin traumas.

Pero lo que si es totalmente exigible a los encargados de tan titánica labor, es que se elabore y se presente un plan coherente  que incluya los lineamientos y las herramientas requeridas para lograrlo.

Para aterrizar el tema me voy a referir a lo que considero capital para poder reflotar la industria petrolera en Venezuela.

-Asegurar un marco legal que no pueda ser revertido caprichosamente. Para ello, y ante el colapso total del estado de Derecho y Justicia, no veo otro camino que permitir que las controversias sean resueltas en tribunales internacionales. Durante mucho tiempo se usaron a Nueva York y a Londres para ello, y creo que con buenos resultados para todas las partes.

Algunos dirán  que  eso no se puede hacer porque viola la Constitución. Pues hay que hablar claro y proponer que la Constitución tiene que ser cambiada o por lo menos ampliamente reformada. Hay que dejar de hacerse eco del ritornelo chavista de que tenemos “la mejor Constitución del mundo”, simplemente  porque no es cierto. Y si nos referimos al negocio petrolero, no es temerario asegurar que la Constitución Bolivariana es una  de las peores del mundo.

-Revertir las nacionalizaciones ilegales a empresas internacionales y nacionales y llegar a acuerdos para ponerlas a producir de nuevo. Esto es mandatorio. Estoy hablando de Proyectos como los de  la Faja del Orinoco (sin ningún pudor rebautizada como “Faja Hugo Chávez”). También las de  empresas contratistas de servicios afines a la IPN y que  fueron expropiadas; y en muchos casos ni siquiera indemnizadas.

-Recuperar la confianza de los clientes tradicionales y del Capital internacional para relanzar la industria. Esto se dice fácil pero es la mas difícil, delicada y urgente tarea que se viene encima.

Y voy mas allá. No es solo recuperar la confianza. Es motivar a las empresas internacionales. Es enamorarlas en un proyecto amplio y coherente para muchos años. Es convencerlas que es mejor y mas seguro invertir en Venezuela que en el Oriente Medio, Porque las condiciones de seguridad jurídica que se implementarán serán justas e irreversibles.

-Construir esto con la gente que sabe de petróleo. Con esos Venezolanos que conocen como se maneja  el negocio. Con los profesionales cuyos  logros y aciertos son cuantificables  y que  son reconocidos a nivel mundial.  No a la improvisación. Ya basta de ella.

Creo que entre las personas seleccionadas por el Gobierno Interino para dirigir la Industria, hay gente muy capaz y con excelentes intensiones, pero cuyos curricula no prueba sus experticias para la inmensa responsabilidad que se les está asignando. Yo sugeriría no que se prescinda de ellos, sino que efectivamente  se empleen sus destrezas. Pero por supuesto bajo la dirección y  autoridad de  Gerentes debidamente probados como capaces y exitosos. Es la forma  de dar una respuesta efectiva a la terrible coyuntura y de desarrollar una   generación de relevo que pudiera continuar una Obra. Volvamos a lo que se denominó “La Meritocracia”. Con esto no estaríamos inventando nada. Es la ruta que  desde hace siglos usan todas los empresas o instituciones exitosas en la “aldea Global” como  llaman ahora a nuestro planeta.

Solo para concluir me permito presentar una verdad del tamaño de un Templo, aunque suene repetitiva.

Es absolutamente imprescindible que Maduro y sus acólitos dejen el Poder. Pero no basta con eso. Hay que presentar un plan de País coherente y realizable. Y hay que lograr que  la gente lo haga suyo, y se compenetre y comprometa con él.

Alguien alguna vez dijo la infeliz frase de que “Venezuela es un País condenado al éxito”. Tenemos veinte años sufriendo el mas miserable fracaso y todavía algunos piensan que esto de alguna forma se va a arreglar solo. El éxito no es una condición signada por la fatalidad.  Hay que construirlo. El fracaso por el contrario, si es el destino de los que se niegan a hacer las cosas bien.