El proceso de movilización nacional actual es completamente inédito en la historia de Venezuela. Foto: archivo.

El analista Pedro Benítez recordó que ni en la etapa independentista se fraguó un movimiento social de corte nacional. La ONG Provea resalta el comportamiento ciudadano de seguir en la calle, pese a la desmedida represión

 

Las masivas protestas antigubernamentales en Venezuela superaron 50 días ininterrumpidos. La indiscriminada represión por parte de los cuerpos de seguridad, y el aumento casi diario del número de fallecidos durante las manifestaciones -56 al cierre de esta edición-, no han hecho mella entre quienes exigen la salida del presidente Nicolás Maduro.

El Programa Venezolano de Educación- Acción en Derechos Humanos (Provea) analizó la situación actual del país, e indicó que estas acciones de calle convierten a los ciudadanos en protagonistas de la “primera rebelión popular del siglo XXI”.

La ONG resalta características inusuales en estas expresiones de descontento: se desarrollan en todo el país (incluso en el interior y anteriores bastiones chavistas), se movilizan todas las clases sociales y participan no solo jóvenes sino personas de la tercera edad.

El uso excesivo de la fuerza y la activación de dispositivos de seguridad para violar derechos fundamentales, son las denuncias más frecuentes entre los cientos de detenidos desde el pasado 1 de abril.  A pesar de ello, las principales avenidas de la capital y el interior siguen recibiendo a personas que anhelan un cambio en la dirección política.

Los riesgos de la rebelión popular

El coordinador general de Provea, Rafael Uzcátegui, indicó que la gente perdió el miedo y ante eso se produjo una vocación de “permanecer en la calle, de resistir, pese a la represión y al contexto no democrático en el que se están dando las manifestaciones”.

Advirtió que el desgaste podría ser un factor negativo en las venideras manifestaciones. “El gobierno pudiera estar jugando a eso, a que la gente se canse para que las protestas se replieguen. Hay muchas maneras de estar en la calle, por eso algunos días hay protestas, otros días concentraciones”.

Otra carta que tendría el Gobierno en la mano es que la protesta se desnaturalice y gane terreno la violencia. “Ellos -la administración de Maduro- apuestan a que los ciudadanos se frustren. Por eso hemos visto las reacciones de rechazo incluso de exseguidores del chavismo que expresan inconformidad con lo que ocurre y le piden al Gobierno que rectifique, tal y como pasó con el director de orquestas Gustavo Dudamel, y el actor Fernando Carrillo, por citar algunos”.

Uzcátegui revisó las declaraciones de la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, quien informó que el joven Juan Pernalete murió por el impacto de una bomba lacrimógena y no asesinado con una pistola de perno, como dijeron voceros oficiales.

Aseguró que el Ministerio Público atraviesa un proceso de reinstitucionalización y su titular asume una actitud acorde al cargo al denunciar abuso de poder. “Su ejemplo deberían seguirlo en el CNE y la Defensoría del Pueblo, este último organismo con su silencio se hace cómplice de las arbitrariedades”, expresó.

“Ni siquiera en la Independencia hubo rebelión nacional”

El historiador y miembro de la Fundación Rómulo Betancourt, Pedro Benítez, precisó que el proceso de movilización nacional es completamente inédito. Ni siquiera en la gesta independentista hubo reacción que abarcara todo el territorio.

“Este movimiento no ocurrió ni en la época de la Independencia porque esta se gestó en algunos estados. Tampoco es comparable con la Rebelión Popular de 1814 porque no abarcó todo el país, como sí está pasando actualmente. Dentro de 50 años o más, este momento será recordado como uno de los más importantes de la historia”.

Recordó que la manifestación popular conocida como El Caracazo solo tuvo incidencia en Vargas, Miranda y Caracas; mientras que los intentos de golpe de Estado de 1992 se registraron en pocos estados. Ahora, las protestas se extienden por toda la geografía en rechazo a la escasez de alimentos, medicinas y la inseguridad, entre otros factores. A su juicio, la crisis social y política alimenta la protesta porque la ciudadanía en pleno desafía al Ejecutivo.

Aunque el conflicto sigue en escalada, el ánimo inquebrantable de los venezolanos hace de pitos, banderas y consignas una voz activa y deseosa de cambio, esa que ha afrontado, incluso, los niveles de censura más preocupantes desde el inicio de la era democrática.