Foto Los Angeles Times. Reportaje titulado:“Mejor me hubiera dejado morir”. Al otro lado del Darién cientos sobreviven la pesadilla de la muerte.

 

EDITORIAL EL VENEZOLANO

El Venezolano de Panamá está consciente que atravesar la selva del Darién, es sinónimo de robo, violación y hasta de muerte. A diario recibimos mensajes directos por nuestras redes sociales que reflejan las terribles condiciones a las que se enfrentan nuestros connacionales.

En estos últimos días ha crecido la cantidad de mensajes que recibimos, sin embargo, es información que nuestro medio no puede verificar de forma directa, debido al hermetismo de las autoridades y a la intermitencia de las respuestas de quienes nos contactan. Accedemos a cifras que las organizaciones de la cooperación internacional nos presentan y las compartimos con el análisis pertinente para lograr que se desestime esa ruta como paso migratorio.

Nuestro medio ha publicado entrevistas con ciudadanos venezolanos que han sobrevivido cruzando la selva del Darién, quienes han manifestado que fueron engañados porque se les falseó la información sobre los riesgos que correrían. Ellos han transmitidos el mensaje contundente de alerta a los venezolanos, para que de una vez por todas no usen esa ruta como vía para migrar.

Sabemos que es un derecho la libre movilidad de las personas, que los venezolanos nos enfrentamos al desafío que nos requieran visa para ingresar a casi todos los países de la región, pero a la vez hemos informado sobre los pasos para cumplir trámites de reunificación familiar y requisitos para hacer migraciones seguras y ordenadas.

La selva del Darién deja una huella imborrable en las personas que la cruzan, algunos no pueden seguir la ruta por el grado tan profundo de perturbación que les ha causado; en recientes estadísticas observamos con alarma que en su gran mayoría son los mismos familiares y amigos quienes los alientan a cruzarla, aún sin ellos haber vivido la terrible experiencia.

Hacemos un llamado para  que adviertan con la misma fuerza, que nuestras familias NO PUEDEN pasar más por la selva del Darién, que no hay un destino prometido que valga más que el peligro que se enfrentan en la selva. Casi la totalidad de los que logran atravesar la selva, están enfermos, sin pertenencias y se quedan impunes los ataques sexuales a niñas y mujeres.

Es sumamente doloroso enfrentarse a diario con esta realidad, nuestras redes se abarrotan de mensajes cuando ya prácticamente todo está hecho, se ha consumado la desgracia y queda en el ambiente el sabor amargo de una advertencia que no se atendió.

 Comuniquemos sencillamente que atravesar el tapón del Darién no es una ruta migratoria, es un camino que han calificado como un infierno.